Claudia Sheinbaum, en su registro como candidata de Morena ante el INE el mismo domingo, secundó al Presidente: Llamó falsos e hipócritas a quienes marcharon. Nada raro en ella que apoya en todo lo que dice o hace AMLO.
Al no existir un genuino partido comunista que eduque, organice, anime y haga consciente de su tarea histórica al proletariado, éste será empujado por la masiva propaganda burguesa goebbeliana a votar “por el menos malo”.
El IEEBCS se encuentran en déficit económico; oposición levanta la voz y exigen se garantice la democracia con un presupuesto robusto y seguro para las elecciones de junio
La soberbia es, pues, todo lo opuesto a la “humildad”. Una bien llamada virtud que consiste “en el (re)conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”. Algo que para los pseudopolíticos, resulta ajeno y que debería de ser una obligación, pues, al final, la naturaleza de la política radica en la colectividad.
Vivimos los estertores de un sexenio en que el culto al Presidente ha rebasado los niveles que antes criticaban los que precisamente hoy detentan el poder. Muchos han comprado la versión que confunde la popularidad con la eficacia para gobernar.
Desde su arribo a la presidencia del Instituto Nacional Electoral, ha intentado nombrar a personas cercanas a ella en diversos cargos en el órgano constitucional autónomo, pero no lo ha logrado
En cambio, del éxito de su gobierno no podemos hablar, pues la estrategia de seguridad definitivamente no ha funcionado. Cada víctima del crimen, organizado o no, debería ser motivo suficiente para dar un giro de 180 grados al timón. Pero no. Eso no es popular.
Hay que aclarar y explicar que se trata de la “política partidista”. Porque propiamente hay una teología política que recorre el Antiguo y Nuevo Testamento, y El Corán. Lo fundamental es Amar a Dios y al Prójimo como a uno mismo.