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viernes, febrero 16, 2024
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Niñez migrante y en refugio

La migración es un fenómeno complejo que implica el traspaso de algún límite geográfico o administrativo definido; y puede involucrar a múltiples Estados, entre lugar de origen, de tránsito y de destino. La génesis es diversa: desde la pobreza generalizada, la falta de oportunidades de desarrollo, la desigualdad estructural y la inseguridad alimentaria. Las personas migran, entre otras, para escapar de la violencia, los desastres naturales y el cambio climático.

Las consecuencias de la migración son variadas, por lo que no debe verse como un problema, sino como un hecho histórico y un fenómeno social que caracteriza al mundo; trae consigo aspectos positivos, como las aportaciones a la economía, al desarrollo y al enriquecimiento cultural de las sociedades.


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Las niñas, los niños y las adolescencias generalmente migran con sus familias; no obstante, hay quienes migran de forma independiente y sin compañía. En sus trayectos corren múltiples riesgos, como el de sufrir frio o calor extremo, hambre o sed, de padecer enfermedades, de ser víctimas de trata de personas… en suma, la discriminación en los lugares que atraviesan.

Además, afrontan obstáculos para acceder a los servicios esenciales como salud, educación, trabajo y alimentación. Por ello, surge la necesidad imperiosa de adoptar el enfoque de derechos humanos en las políticas migratorias a favor de la dignidad de las personas migrantes y sus familias.

De acuerdo con las estadísticas de las Naciones Unidas, mundialmente, los niños, niñas y adolescentes representan menos del 15 por ciento de la población migrante; sin embargo, constituyen el 25 por ciento de las personas en movimiento en América Latina y el Caribe. Por otra parte, Baja California se creó y formó gracias a la migración. Se estima que en 1950, el 63.4 por ciento de la población del Estado había nacido en otros lugares de la República.


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De acuerdo con información proporcionada por Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las personas residentes en Baja California nacidas en otro sitio son más de la mitad (55.9 por ciento), y provienen principalmente de seis entidades: Sinaloa (17.7 por ciento), Jalisco (9.1 por ciento), Sonora (9 por ciento), Michoacán (7.8 por ciento), Chiapas (6.3 por ciento) y Guerrero (6 por ciento). Asimismo, nuestro Estado tiene una población migrante de 269,985 personas, de las cuales, 78.3 por ciento son migrantes estatales, 15.8 por ciento migrantes internacionales y 5.9 por ciento migrantes municipales.

Por ello, es necesario lograr una cultura de la igualdad que cambie las actitudes y valores que perpetúan la desigualdad y que llevan a la xenofobia, la cual suele ser percibida simplemente como el rechazo al extranjero por parte de la población de un país, el racismo y las formas conexas de intolerancia. Esto puede lograrse mediante la educación y la promoción del respeto a todas las personas, partiendo de un entendimiento amplio de la diversidad humana y de la igualdad en dignidad y derechos.

Erradicar el racismo y la xenofobia es imperante para garantizar los derechos humanos de las infancias y adolescencias migrantes. Hay que educar para que se transite del odio a la empatía y respecto. Hay que educar desde las familias, entendiendo que la discriminación y la xenofobia pueden transmitirse de las prácticas sociales aprendidas.

En este contexto, celebro el paso de Amal por Tijuana; esta muñeca de 3.6 metros de altura que representa la niñez migrante y en refugio del mundo, llevando un mensaje de paz y esperanza que nos invita a pensar, como sociedad, qué estamos haciendo por la dignidad migrante. En especial por las niñas y las adolescentes que se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad.

Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California.

Correo: melbaadriana@hotmail.com

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