La desaparición de personas es un delito y una violación grave a los derechos humanos; al separar a las víctimas del ámbito protector del Estado, negar su existencia y dejarle en una suerte de limbo, se encuentran privadas de todos sus derechos. Algunos de los derechos humanos vulnerados con regularidad son:
Las personas juzgadoras, sin que lo soliciten las partes, tienen la obligación de ordenar las medidas para garantizar la vida, seguridad e integridad de las personas, pueblos y comunidades indígenas, así como de quienes llevan a cabo la defensa.
Para ello, el “Protocolo para Juzgar con Perspectiva Intercultural: Personas, Pueblos y Comunidades Indígenas” brinda las pautas para garantizar la igualdad en todos los procedimientos de los que sean parte.
La “trata de personas” constituye una de las peores agresiones, violenta la dignidad de las personas y las utiliza con numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzoso y la explotación sexual.
La tortura y tratos crueles son de las agresiones más graves, atentan contra la dignidad, la integridad física, la vida, la libertad; por ello, es de suma importancia la prevención.
La democracia gesta los derechos humanos a partir de la celebración de elecciones libres, justas, auténticas y periódicas. La democracia es un punto de referencia universal para los derechos humanos, ya que la gobernanza democrática proporciona un entorno para la realización efectiva de los derechos humanos.
La familia y el matrimonio no son conceptos equivalentes; lejos de ello, el matrimonio únicamente es una de las múltiples formas que existen para formar una familia. La familia es un elemento complejo y variable que constituye la unidad básica y es el elemento fundamental de la sociedad.
La resolución de las Naciones Unidas instituía en todos los países un día universal de las infancias, en el que se consagrara a la fraternidad y la comprensión; asimismo se destinara a actividades para promover el bienestar de los niños y las niñas del mundo.
Hablar de derechos humanos es hablar de la dignidad humana, y por ende, de una serie de presupuestos, inalienables e imprescriptibles en beneficio de toda persona.
La justicia social se basa en la igualdad de oportunidades y en los derechos humanos; también, promueve el reparto equitativo de los bienes y servicios, con el fin de acabar con la pobreza, la desigualdad y conseguir el pleno desarrollo de las personas.