Otra acción esplendida que logró realizar el Dr. Sergio García Ramírez fue el cierre de esa terrible cárcel de Lecumberri. Se le había designado como el último director de la penitenciaria del entonces Distrito Federal (del 29 de septiembre hasta agosto de 1976), que era también conocida como “El Palacio Negro de Lecumberri”.
La responsabilidad de las empresas en materia de derechos humanos recientemente se ha convertido en un asunto de suma importancia en el ámbito internacional, en especial por su relevancia económica; si bien no es una cuestión nueva, aún tiene mucho desarrollo por delante.
El Poder judicial, con su descaro y resistencia regresiva, formó blindajes para defender los privilegios inauditos en un país con enfermedades curables, y una trinchera ideológica.
En múltiples proyectos, especialmente los de gran envergadura, intervienen en su desarrollo diversos actores, dándose una multiplicidad de especialidades, lo cual aumenta exponencialmente la posibilidad de que surja un conflicto.
Millones de mexicanos nunca habíamos creído que esta Patria nuestra llegaría a tener un Presidente tan especial como el que habita en Palacio Nacional. Se le admite todo, se aceptan sus descalificaciones; acusa, insulta, menosprecia y siente terror de que “le falten el respeto a su investidura”.
Es célebre la anécdota de un poderoso que, viendo a la Madre Teresa de Calcuta limpiar y besar las heridas de un enfermo pobre, el fulano le dijo a la religiosa: “Yo no haría eso ni por un millón de dólares”. “Tampoco yo ni por dos... Yo lo hago por amor a Cristo en la persona del necesitado”, le respondió.
Recuerdo con especial cariño a mi compañero de escuela Luis Nieto, cuyo papá trabajaba de plomero y que me invitaba a su casa impecablemente limpia, donde la señora Nieto guardaba la colección del Tesoro de la Juventud.
El próximo 2 de junio de este año 2024, votemos o no votemos, los mexicanos seremos gobernados seis años (hasta 2030) por una mujer: Claudia o Xóchitl.