Parecería que son suficientes los lugares que se ofrecen a los candidatos a puestos públicos. Muchos que todo se creen, pronto buscaron en sus historias personales, información para enamorar a los posibles electores. El problema es que los “huesos” no alcanzan para todos y el 2 de junio habrá muchos decepcionados.
Para los titulares de las alcaldías que pudieron reelegirse y para los suplentes que les están cuidando las sillas como en Mexicali, Ensenada y Tecate, hay que recordarles que la administración pública tiene una serie de reglas y programas que se deben cumplir.
Hace unos días en Baja California se produjo una mediática campaña social, mucho más ruidosa que la desatada por la alcaldesa Monserrat (sin “t” intermedia) cuando declaró que “Tijuana era un Mazapán”.
A propósito del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), buscando en la memoria, llegó la figura de una extraordinaria mexicana, poco conocida en nuestro país: Concha Michel, artista y compositora, con variados libros publicado, especialmente sobre la cultura de las comunidades indígenas. Comunista convencida.
Diariamente las familias mexicanas dedicamos tiempo para hablar de la inseguridad que campea en nuestra patria. Las autoridades dicen que todo está bien, pues la delincuencia está siendo abatida.
Desde el primer día hasta hoy, ese señor ha sido reiterativo en dilapidar los dineros del pueblo (empezando con el AICDMX), organizando diariamente dizque conferencias de prensa, en las que despilfarra medio millón de pesos en cada una de ellas.
Millones de mexicanos nunca habíamos creído que esta Patria nuestra llegaría a tener un Presidente tan especial como el que habita en Palacio Nacional. Se le admite todo, se aceptan sus descalificaciones; acusa, insulta, menosprecia y siente terror de que “le falten el respeto a su investidura”.
La alcaldesa de Tijuana, de los tribunales donde ocupaba un modesto lugar, la alborotaron para que fuera legisladora local ¡y se le hizo! Fue diputada y hasta presidenta del Congreso. Aunque ya se sabe que esos puestos no son por capacidad o inteligencia, sino por arreglos cupulares.
Decía Efraín: “En cualquier país del mundo, debe ser la convicción vital de las gentes la que motive una política democrática, servicial, capaz de elevar niveles de vida material y estatura moral de las gentes” (Persona, Sociedad y Política. PAN).