La falta de una estrategia de cobranza, la contratación desmedida de empleados y la necesidad de aportaciones extraordinarias por parte del Gobierno del Estado, han llevado a la bancarrota a la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada (CESPE).
Impunidad e indiferencia han sido el común denominador en el actuar de autoridades, a un año de la contaminación y cierre precautorio en Playa Hermosa a causa de los derrames de aguas residuales de la planta de tratamiento El Gallo.
Las soluciones al desabasto de agua en Ensenada, anunciadas por la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda e integrantes de su gabinete, no fueron ni permanentes ni integrales (como lo había adelantado). Representan el 1 por ciento de la inversión emergente contemplada en el Plan Maestro 2018-2036, además de revelar que las autoridades conocían el diagnóstico y no hicieron algo por impedir la crisis actual.
La crisis por la falta de agua en Ensenada ha escalado hasta el hartazgo de los ciudadanos que duran meses sin el servicio y tienen que recurrir a comprar el líquido a piperos particulares abusivos, en algunos casos por encima de los mil pesos por menos de mil litros.
Por los altos niveles de contaminación en Playa Hermosa, debido al colapso de la planta de tratamiento El Gallo desde verano del 2021, el Congreso del Estado aprobó citar a comparecer a los titulares de Seproa y Cespe, Francisco Alberto Bernal Rodríguez y Jaime Alcocer Tello, respectivamente.
El tema hídrico en Ensenada se ha centrado en las fuentes de abastecimiento, disponibilidad del recurso y redes de distribución, pese a que desde el verano pasado, el asunto ha dado visos de ser una verdadera bomba de tiempo: las plantas de tratamiento.
El Ayuntamiento de Ensenada ha contabilizado 3 millones 436 mil 119 metros cuadrados de vialidades dañadas o con baches, principalmente en zonas residenciales y la periferia.
El fin de semana se abrió un socavón en la avenida Pedro Loyola, oficialmente por el constante arrojo de desechos sólidos como madera, llantas, trapos y basura en general, lo que ocasionó un “taponeamiento” en un colector de aguas residuales, lo que ha obligado al cierre de la vialidad durante una semana.