De Trez en Trez
A mi ciudad, a los que la quieren y respetan…
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Uno.- Hablar de 134 años en la vida de una ciudad es apenas un pestañeo en el tiempo; más aún si comparamos con otras que tienen siglos y siglos de historia.
Pero mi Tijuana es distinta hasta en el tiempo: no hay necesidad de hablar de cientos o miles de años para dimensionar su importancia no sólo en el país, sino a nivel mundial. Reúne ciertas particularidades que así lo han permitido.
Mi Ciudad es la puerta de entrada al país, a Baja California, a sus atractivos turísticos naturales, playas, desiertos, balnearios, cerca de una región vitivinícola de mucha importancia; a su gastronomía, a la hospitalidad y generosidad de sus habitantes, a su forma de hablar, a su historia musical, a sus personajes y personalidades que la han hecho ser conocida aquí, allá y más allá.
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No voy a citar los antecedentes que dieron origen a esta ciudad -espero los conozcan; y si no, pues a leer-, que mucha falta hace a algunos. Mencionaré, en cambio, algunas particularidades que a lo mejor los recién llegados no entenderán, pero quienes aquí nacieron o tienen buen tiempo de residir en Tijuana, captaremos de inmediato, haciéndonos recordar y extrañar tiempos pasados.
Doz.- Hablar de Tijuana es hablar de resiliencia: la de sus fundadores, que tuvieron en contra la lejanía del centro del país y las condiciones adversas; sin embargo, aquí echaron raíces, la de quienes han llegado buscando mejorar la calidad de vida; que no tiene en sus lugares de origen. La de los tijuanenses escuchando a quienes hablan de la “leyenda negra”, que ni siquiera conocen.
Es recordar que entre Delegados Municipales (antes de convertirse en municipio) interinos y efectivos, Tijuana ha tenido 29 gobernantes: unos buenos, otros regulares, otros malos… y los actuales. Recordando desde luego a Gustavo Aubanel Vallejo, primer presidente municipal; a Marco Antonio Bolaños Cacho, a Pepe González. A Don Roberto Andrade Salazar, René Treviño Arredondo. Y por otra parte, a Fernando Márquez Arce (con sus patrullas verde aguacate y sus” pirámides”), Federico Valdez o Carlos Montejo, primer alcalde proveniente del PAN; y la llegada de Morena en 2019 hasta la fecha.
Contar 134 años de vida en esta ciudad, es recordar sin duda al Casino de Agua Caliente y sus estrellas (no el Caliente del casinero Hank). Recordar al Toreo de Tijuana y la Plaza Monumental de Playas, La Arena Danubio Azul, o la Tijuana 72. Mencionar a negocios locales como Dorian’s, Sam’s, La Bola, Pinturas Corona, Carnitas Uruapan, mueblería La Malinche, Casa Varguez, Mercados Limón (antes La Luz del Día y luego Blanco, Gigante y Soriana), Woolworth (Av. Revolución), Macons Kress…
Es volver a vivir el ambiente de sus centros nocturnos con mucha fama, como La Rue, el Foreign Club, el Sans Souci, el Mike’s, Aloha Le club, Odisea 2000, Leyva’s, Flamingos, Nicte Ha, Marko Disco, Oh Laser Club. Disfrutar de nuevo del Jai Alai, del antiguo Puente México (y el Hotel Vista al Río) que unía “la línea” con el centro de la ciudad. Rememorar sus cines empezando desde “el piojito” Cinelandia, hasta en Roble Dimensión 150, pasando desde luego por el Bujazán, Gran Cinema, Reforma, Variedades, Cinema Tijuana 70 y los Cinemas Gemelos I y II.
Es saborear de nuevo la cocina de restaurantes como La Costa, Pedrin’s, Boccaccios, Caesar’s, La Especial (Av. Revolución al pie de la escalera), el viejo Bol Corona. Rematar por la madrugada después de la fiesta en los tacos San Cosme, Las Ahumaderas, en La Vuelta, El Gorro y El Sombrero…
Trez.- Celebrar los 134 años de Tijuana (cumplidos el martes) es pronunciar palabras como “la burra”, las calafias, raite, parkearse, vato, ir al otro lado, un six, tirar el rol, lisa, tramos, pistear, morra, carrilla, curada, tijuaneado, tripear, party, bolas (por dólares), tape, soda, baika, suera, livais, confleis, mapear (el piso), arre, wachar, bien suave, los paros a la 8 y tantas otras.
Es cierto, Tijuana no es una ciudad bonita, bien planeada, con áreas verdes, y excelentes servicios públicos. Tal vez el clima social que ahora prevalece no es óptimo; en efecto, es uno de los más violentos en el país. Pero es Mi Ciudad, que con todo y sus desventajas, la que les ha permitido a muchos vivir mejor. El espacio es corto y los recuerdos muchos.
Felicidades Tijuana y a sus generosos habitantes, pues, quitando “los prietitos del arroz”, en su mayoría siguen siendo lo mejor.
P.D. Mucho se quedó en el tintero… “ahí pa’ la next”.
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana.
Correo: profeohe@hotmail.com
