De Emerald Fennell ya se conocía su maestría después de “Promising Young Woman”, pero la destreza para sorprender con los giros de una historia es algo que dejó plenamente demostrado con esta nueva película construida alrededor Oliver, un personaje que no se olvida.
Interpretado por el brillante Barry Keoghan, estamos ante un personaje que recuerda al Ripley de “A pleno Sol”, la novela de Patricia Highsmith, aunque Oliver no es un impostor. Es acaso un estudiante prodigio que llega a Oxford con una beca y se topa con la élite británica encarnada por Felix (Jacob Elordi), un desparpajado estudiante que proviene de una familia adinerada y con posición social.
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Estos dos opuestos se atraen, al principio más por el servilismo de Oliver, quien se ve perdido en Oxford y observa en Felix todo lo que él no es: apuesto, popular, un gran seductor… y nada interesado en el reto académico que representa la afamada universidad.
Sin embargo, el meollo de este asunto no ocurre en el centro de estudios, sino en Saltburn, la mansión de la familia de Felix a la que Oliver es invitado. Ahí es donde esta comedia se torna negra y después pasa a ser un thriller indescriptible, de esos que no se pueden contar.
Fennell tiene todo el control de la película, desde el guion hasta la dirección, aunado a la enorme fortuna de dar con Keoghan, Difícil imaginar a otro actor interpretando a Oliver Quick.
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Advertencia final: “Saltburn” es una cinta inquietante, pero al mismo tiempo incómoda, porque se va a los extremos de la naturaleza humana y juega con ellos. El resultado se inclina a momentos hacia el sadismo, pero se vale cuando hay humor negro. Así que a buscar este título en Prime Video. Habrá que recordarlo por siempre. *** y media.
Punto final.- Esperemos ver a Barry Keoghan entre los nominados al Oscar el próximo 23 de enero.
