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jueves, febrero 15, 2024
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“El Manager”

De Trez en Trez

 


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Strike one.-  Quienes conocen de beisbol, saben de la importancia del manager dentro y fuera del terreno de juego; movimientos, jugadas, estrategias, y otras cosas que repercuten en el triunfo o la derrota de la novena beisbolera, pasan por esta experimentada figura de autoridad.


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El manejador es quien influye en el ambiente del vestidor, el que lidia con los distintos temperamentos, con las “estrellitas” y con posibles problemas que ahí pueden presentarse; los egos, las envidias, los vicios, las trampas y los que “no le echan ganas”. Es quien conoce las capacidades y debilidades de sus jugadores; en algunas ocasiones, está al tanto de cuestiones muy personales de sus peloteros.

Por lo general, dirigen temporadas largas del “Rey de los deportes”, entrenamientos de pre temporada y las prácticas diarias previas a cada juego. Es que el “beis” se juega casi a diario, no cada semana (como otros deportes); debe ser, pues, el manager, perfecto ejemplo de condición física, paciencia, valor, coraje y disciplina… Predicar con el ejemplo, pues.

Un buen manejador respeta al beisbol, a sus jugadores, a los propietarios del equipo, a los patrocinadores, a los aficionados, a los medios de comunicación y, a la vez, se da a respetar.

Junto con sus coaches, lleva un registro detallado de todo cuanto acontece con su equipo y sus rivales -que no enemigos- y, sobre todo, trata de mantener una buena comunicación, pues esta es primordial. Por ello, se envían señales con la mirada, con palabras claves o tocándose alguna parte de su cuerpo; a veces sin decirse nada, pues ya está acordada la estrategia a seguir.

Strike two.- El manager sabe quién es buen bateador, quién es veloz para intentar un robo (de base) o quién es uno de esos “aporreadores” que, de no conectar un home run se quedan en la caja de bateo “abanicando la brisa”, víctimas de un tremendo “chocolate”; identifica también los jugadores propensos a cometer errores o pifias en el campo y hace lo posible para que sea lo menos frecuente, o causen el menor daño posible a su escuadra.

Muchas de las veces -y dado el rendimiento de sus peloteros- debe hacer un cambio de bateador por uno “emergente”; o, si la situación lo amerita, recurre al “relevista” o al “cerrador” de lujo para parar un posible rally del rival o para “salvar el juego”.

Un buen manejador sabe cuándo discutir con el Umpire, a pesar de que pocas veces tenga las de ganar; se trata de hacerle saber a “los de azul” que no está de acuerdo con alguna de sus decisiones, aunque ahora esos alegatos ya tienen ayuda de la “apelación” y recurren a la repetición de la jugada, todo en aras de que se haga justicia. De cualquier forma, los manejadores deben ser aguerridos y defender siempre a sus pupilos.

Un manejador requiere de paciencia, estudio, sabiduría, información, tacto, firmeza y compromiso con su plantel. En fin, tratándose de beisbol, son varias las características que debe reunir quien intenta dirigir los destinos de un equipo.

Strike three.- Aseguran, quienes conocen de este deporte, que hay managers osados, valientes, y de vez en cuando hasta temerarios; los que no dudan en ordenar un robo del home plate, un squeeze play, un “toque sorpresa”, una “base intencional” o un hit and run, sin pensarlo dos veces.

Pero -también dicen los expertos- hay “managers de librito”, aquellos que se ajustan a lo básico, no arriesgan, juegan a lo seguro; se atienen solo a “sus datos”, no escuchan argumentos, no les gusta que les lleven la contraria, pues para ellos “solo sus chicharrones truenan”. No se salen del “guion” que les marca “el librito” (que no tiene autor conocido, pero todos en el “beis” lo conocen); por lo general, este tipo de dirigentes no suelen tener mucho éxito en el balance de victorias y derrotas, usan “el librito” como una forma de protegerse de las críticas a su labor.

Lo mejor -como casi en todo- es encontrar el punto medio entre el manejador osado y el que se ajusta al guion; uno que no sea tan temerario y suicida, sin dejar de lado la sorpresa de alguna “jugada sacada de la chistera”, pero que, además, sea capaz de adelantar las consecuencias de ella y sepa cuando es necesario regresar a lo elemental, al famoso “librito”.

Hasta aquí la analogía en la que México, nuestro país, es el equipo: nombre usted y clasifique al manager y sus coaches; analice los resultados, victorias, derrotas, promedio de bateo, ambiente, comunicación, conflictos, decisiones tomadas, errores o pifias cometidas, recursos utilizados; y. sobre todo, revise que lugar ocupamos en el standing

P.D.1.- Hay algunos que se dicen beisbolistas, pero “ni pichan, ni cachan, ni dejan batear”; pues, así como “el hábito no hace al monje”, el uniforme no hace al pelotero.

P.D.2.- Diría mi siempre sabia y nonagenaria abuela: “Te lo digo Juana para que lo entiendas Petra…”.

 

Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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