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viernes, febrero 16, 2024
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Delincuencia también golpea a restaurantes

Desde el “robo hormiga” de la clientela, los

cristalazos, asaltos y hasta la extorsión


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telefónica, los restauranteros no encuentran

una salida a la crisis del sector en Ensenada.

Sin embargo, Daniel Lucero Jiménez,


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subdirector operativo de la Dirección de

Seguridad Pública Municipal, dijo a ZETA:

“No tenemos un repunte de las incidencias

en ese aspecto, al contrario”

Pese al “boom” gastronómico que vive la región, y por ende al éxito casi garantizado para comercios de ese giro, los restauranteros de Ensenada pasan por una mala racha, denuncia el sector. Víctimas de la delincuencia por un lado, y de una recesión económica por otro.

Aparte del “robo hormiga” de cubiertos o botellas de salsa cometido por algunos clientes,  según comentaron a este medio meseros de restaurantes como Primo Nava o Navolato, en los últimos meses este tipo de establecimientos han sufrido robos a puerta cerrada y cristalazos, principalmente en la zona turística del puerto.

Ubicado en la calle Primera, una mañana al llegar los empleados de Mariscos Ensenada, se encontraron con que habían arrancado tres televisiones de plasma y se habían llevado varias botellas de licor de marca reconocida. Los agentes ministeriales determinaron que ni siquiera habían forzado las puertas e incluso podría haber sido un auto robo. En el mismo restaurante, otro día, rompieron ventanas, pero los cacos no pudieron entrar.

A otros establecimientos les han roto las chapas de las puertas, dañando las cámaras de vigilancia y toda una serie de afectaciones al mobiliario, en una racha que por ejemplo en 15 días contabilizó hasta ocho restaurantes afectados. No son robos significativos, pero sí merman la utilidad de los comercios.

Carlos G. Travesí, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Ensenada, aclara que por regla general no se deja dinero en efectivo en las cajas registradoras -cuando mucho “morralla”-, pero pensando lo contrario, los rateros dañan el equipo o se lo llevan, además de perjudicar ventanas, puertas u otros objetos, lo que les significa un quebranto a los empresarios.

Un vidrio suele costar de 15 mil a 20 mil pesos, la caja registradora anda en 12 mil pesos, una computadora alrededor de 6 mil, monitor en 3 mil, “o sea que ya  me fastidiaron con 30 mil pesos, cuando a lo mejor lo que se llevaron en efectivo de la caja fueron solo 150 pesos”, ejemplifica Travesí.

Clientes también han sido afectados. Aunque no propiamente dentro del establecimiento, comensales del famoso restaurante Mahi-Mahi fueron víctimas de la falta de vigilancia a los alrededores. Integrantes del equipo de carreras Vildósola Racing, habían estacionado su vehículo afuera, mismo del que los malandros sustrajeron computadoras, radios portátiles, mochilas, dinero en efectivo, pasaportes y otros documentos de importancia. Mientras que en Mariscos Ensenada es común que a los norteamericanos se les “desaparezcan” las carteras.

La extorsión telefónica contra los restauranteros es otro delito presente. El propio titular de Canirac fue víctima de uno hace un año, y en los últimos dos meses le han intentado extorsionar tres o cuatro veces más. Ante el Nuevo Sistema de Justicia Penal, la denuncia no tiene éxito, además, la mayoría de los afectados no recurre a la autoridad porque desconfían de los policías y existe la percepción de que están coludidos con los delincuentes, “te das cuenta que a veces te hacen preguntas que no obedecen directamente a la investigación, datos confidenciales, finalmente”.

Además de los ladrones “de a pie”, los restauranteros también han sido presa de los delincuentes de “cuello blanco”. Como un tipo que se apersona con los propietarios o gerentes de las negociaciones, se hace pasar como manejador de  un equipo de beisbol infantil, pide patrocinio a cambio de plasmar en el uniforme el logotipo del restaurante, “pero nos dimos cuenta que le ha sacado dinero a un chorro de gente, y no existe el equipo, no existen los niños, es un timador y se la pasa recogiendo dinero”, se denunció.

¿Y sí ha convencido a varios?, pregunta ZETA.

“¡A muchos!… ¡A muchos!”.

Ante la falta de resultados por parte de las autoridades competentes, los propietarios de restaurantes, o por lo menos los 180 afiliados a la Canirac, formaron un grupo en la aplicación móvil WhatsApp para apoyarse entre ellos y tener una comunicación de forma inmediata cuando uno de ellos presenta algún agravio o lanzar alertas en casos que lo ameriten.

Como otros sectores del comercio, han participado en reuniones con mandos de las distintas corporaciones para demandar mayor seguridad, así como han colaborado con el proyecto de reconocimiento a los policías con mejor desempeño, motivándolos con algunas comidas, “porque no podemos hablar de que todos son malos, sí hay muchos muy malos, muy corruptos y coludidos con mafias, pero también hay muy buenos, y que son respetables y honorables”.

Un centenar de restaurantes planea implementar un mecanismo de cámaras grupales, colocadas adentro y fuera de los locales, conectadas a una sola red y que sirva para vigilarse entre ellos y generarle información a la Policía, “todavía no lo tenemos aterrizado, porque pues nuevamente es invertir dinero, y dinero es lo que no tenemos”.

“Todos los demás comercios están igual o peor”, corroboró Jorge Menchaca, presidente local de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), respecto a la ola de robos en los establecimientos en la zona turística. “El ‘robo hormiga’ está tremendo, y lo más preocupante es que empiezan a aparecer con pistolas”, agregó.

El representante de los comerciantes dice que si bien han trabajado con el gremio restaurantero en la organización de algunos eventos y en los reconocimientos a policías municipales, en lo que respecta a seguridad “no hemos tocado el tema, pero creo que lo vamos a tener que hacer para tener un punto de partida, porque la verdad es el otro sector que tiene un problema igual o mayor al que tiene el sector restaurantero”, reiteró.

“No tenemos un repunte de las incidencias en ese aspecto, al contrario”, afirmó por su parte Daniel Lucero Jiménez, subdirector operativo de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM), aunque reconoció que los restaurantes no están exentos de los robos, basado en los reportes que reciben al 911.

Explicó que a raíz del acercamiento con los comerciantes de la zona turística, han reforzado la seguridad, apoyados con binomios caninos y contacto por redes vía WhatsApp, y que el último incidente del que tienen registro fue el de un “cristalazo” al McDonald’s de Calle Primera y Macheros, “pero no te puedo decir que hay un repunte considerable en cuanto a robos de este tipo en negociaciones”, insistió.

¿Se han dado asalto a mano armada?

“En establecimientos de esos no, en negocios de restaurantes no tenemos registrado ninguno”.

Cuenta que lo común es el robo simple, que se lleven algún objeto, un teléfono, el bolso de alguna dama, pero de ahí no pasa. Indicó que ya tuvieron reuniones con miembros de la Canaco y Canacintra para implementar operativos, y posteriormente lo harán los restauranteros afiliados a la Canirac, pues “no queremos abarcar todo y no darles la atención que debemos. Estamos tratando de acercarnos a todos los sectores, los elementos están al cien por ciento haciendo su trabajo”, concluyó Lucero.

De acuerdo a la estadística de las Agendas de Competitividad de los Destinos Turísticos de México, el delito que se comete con mayor frecuencia y que afecta al turismo de Ensenada es el robo, con un 25 por ciento; le sigue el asalto con 18% y la extorsión en igual porcentaje. El 81.3% de los establecimientos cuenta con sistemas de seguridad, el 56% de éstos considera que la cantidad de policías que canalizan a la zona turística es insuficiente, mientras que el 50% tiene la percepción de que la inseguridad en Ensenada ha influido en la baja de visitantes. En resumen, 68.8% considera que la incidencia delictiva ha sido un problema en el último año.

 

El Valle les quita clientes

De acuerdo a la estadística de las Agendas de Competitividad de los Destinos Turísticos de México, de la Secretaría de Turismo, en el orden de importancia de actividades turísticas que ofrece Ensenada como destino turístico, los servicios de alimentos y bebidas acaparan el 93.8%. Mientras que el 61% de visitantes a Baja California lo hace por el tema de turismo, de acuerdo a datos de la Secretaría de Turismo de Baja California. Se cuentan aproximadamente 720 restaurantes -incluyendo taquerías, fondas, cafeterías, bares, etcétera-  en el municipio.

En los últimos 10 años, los restaurantes se han incrementado en un 50%., pero paradójicamente la economía no ha crecido, al contrario, ha ido a la baja. Carlos G. Travesí, presidente de Canirac, reconoció que el “boom” del Valle de Guadalupe fue una fortaleza para el sector, pero ahora ha resultado contraproducente para los restaurantes establecidos dentro de la zona urbana de Ensenada.

“La gente iba al Valle y después venía a comer acá, ahora, con más de 100 restaurantes allá, donde hay de todo y para todos, pues ya no tienen la necesidad de venir a la ciudad”, lamentó.

Lo mismo pasa con el público local, los que tenían la posibilidad económica de acudir a los  restaurantes de siempre, ahora optan por la moda, o sea, ir al Valle de Guadalupe: “Los restaurantes en la ciudad estamos pasando por una situación compleja, hay algunos muy bien posicionados, restaurantes grandototes, no les está yendo mal, pero aun así han sentido una baja en sus ingresos”.

Incluso las familias más arraigadas en el puerto, visitantes regulares de establecimientos como El Rey Sol, Mahi-Mahi o Mariscos Bahía, también han reducido sus escarceos en los restaurantes locales: “Ya no salen tan seguido, si antes salían una vez a la semana, los domingos, ahora salen cada 15 días. Y a lo mejor una quincena se van al Valle, entonces la visita a acá se reduce a una vez al mes”.

La industria restaurantera genera 10 mil empleos directos, 27% de los ingresos se invierte en nómina, y el 21% en la compra de alimentos frescos que deriva en derrama económica para el campo, la ganadería y pescadería. Entonces, lo que le queda al sector restaurantero es idear estrategias, innovar para sobrevivir.

Este año el sector implementó el programa “Foodie Week”, que consistió en incentivar a la población a visitar sus restaurantes favoritos en la ciudad, que por una semana ofrecieron su menú hasta con un 50%  por abajo del costo normal. Para los establecimientos que supieron manejar la estrategia, refiere Travesí, hubo hasta un 150% de incremento de visitas, y hasta un 80% de incremento en ventas.

La promoción se repetirá en noviembre próximo, para que sean dos en el año, buscando colaboración también con los productores cárnicos de Mexicali o de pesca en Ensenada, para que el fortalecimiento de los restauranteros vaya de la mano con el del sector primario, “y con ello apoyamos a la sociedad, porque finalmente lo que buscamos es que la derrama económica se quede en la ciudad, o en el Estado”, concluyó el presidente de Canirac.

 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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