El “tandeo” de agua tiene alarmada a la población tijuanense y a los que viven en la zona costera. Ahora sí está mereciendo atención de quienes poblamos esta zona noroeste de la república. Tal parece que es la primera ocasión que sabemos del problema. Y entre lo malo y lo peor, por ahora solo nos quedamos con lo primero.
La semana pasada, a pesar de sus muchos compromisos pre electorales para con su partido político (viajes, sonrisas, porras para las corcholatas del Presidente, etc.), la gobernadora se dio tiempo para presentar una campaña “por los derechos de la niñez de Baja California”.
Hace la friolera de 33 años los tijuanenses celebrábamos el primer centenario de la fundación virtual de nuestra querida ciudad. La reunión fue convocada por Unidos por Tijuana, Cien Años de Esfuerzo. Fue un festejo completamente popular y ciudadano.
Lo peligroso en esa zona es que el andador de madera concluye unos 500 metros de los salvavidas y lo que antes era un cómodo camino de ladrillos, ahora está destruido; y por más que se solicita a la Delegación de Playas, que lo rehabilite o por lo menos ponga avisos de peligro, aseguran que no tienen presupuesto.
Los de buena memoria recordarán que en el trienio de Jorge Ramos Hernández se vivió (especialmente en 2009) en Tijuana una violencia tan parecida a la actual, que parece calcada de un pizarrón.
Si escucha los planes que para Baja California tiene la gobernadora Marina del Pilar, pensaría que sin comprar un cachito de la Lotería Nacional, ¡ganó el premio mayor!
En un par de días concluirá el espectáculo más reciente (porque habrá muchos más por lo menos hasta el 2024) que el huésped de Palacio Nacional nos ha endilgado a los mexicanos.
Según los expertos, la costumbre de esa institución había sido (desde su fundación) hacer este tipo de informe justamente después del cierre de operaciones de los bancos. Para no ocasionar especulaciones.
No, por supuesto que no... Ni de chiste nos acercaremos a “votar por la democracia” el próximo 10 de abril. Quién no conozca el contenido del “paquete dilapidador, sin conocer su contenido”, ¡que lo compre!
Quizá sea una sensación muy personal. Pero quien haya vivido en esta patria nuestra, quizá coincida en que nunca antes los mexicanos habíamos tenido tanta consideración, manga ancha o paciencia para los dichos y hechos de los presidentes de la República, como el actual.