La impunidad en todo su esplendor. A tres meses del hecho denunciado, nada han hecho. ¿Será porque traen placa y pistola, pisoteando leyes y reglamentos? Se cubren unos a otros, son influyentes, o así “trabajan” ministeriales y en el MP. Si no tienen vocación de servir que renuncien.
En el podcast hablamos de la impunidad en las extorsiones denunciadas en Baja California, del asesinato del jefe policiaco en Zapopan, Jalisco; de la negligencia en el Cecut de Tijuana y la Auditoria al gobierno de Marina del Pilar.
Para que tengamos una dimensión del problema de la impunidad en México, de cada 100 delitos que se comenten, solo 6.4 por ciento se denuncian; y así, de cada 100 delitos que se denuncian, sólo 14 se resuelven.
En el medio de comunicación del exgobernador se difundió un cartelón en el que se ofrece una recompensa por la vida del secretario de gobierno, situación que lo pone en riesgo, señaló la alcaldesa.
El lector debe saber que en nuestro país, por cada 100 delitos que se cometen, sólo un 6.4 por ciento se denuncian; pero vea usted estas lamentables cifras: de cada 100 delitos que se denuncian, sólo 14 serán resueltos.
En distintos puntos de la república mexicana, hay hombres y mujeres que buscan afanosamente a seres queridos que han desaparecido. Los impulsa su deseo de encontrar sus restos para “darles cristiana y digna sepultura”. Tienen la corazonada que no los encontrarán vivos.
Si bien han sido los inmigrantes chinos los primeros en sentar los pilares del comercio de la droga en México, a partir de los años treinta las bandas criminales mexicanas comenzaron a tener un rol fundamental en dicha nueva actividad económica, aprovechándose de la ley seca impuesta por Estados Unidos y de sus relaciones con las autoridades locales.
El 22 de junio se cumplió un año más de la muerte de Pancho, sin que se le haya hecho justicia. Gobiernos federales y estatales azules, tricolores y ahora “morenos” han alternado en el poder
No puedo entender cómo un alma tan joven puede ser arrebatada por un criminal. No alcanzo a dimensionar de que puede ser responsable un joven tan inmaduro como para que fuere merecedor de que se le arrebate la vida. No da.