La economía nacional tiene un importante soporte en las remesas que envían los paisanos que residen en el extranjero. También, en la estabilidad de los precios de los hidrocarburos, de lo que poseemos buena cantidad.
De un tiempo para acá, lo atípico ha adquirido gran presencia en nuestra cotidianidad. Se han roto muchos moldes en la política, en la democracia y en la sociedad en general. Eso habla de la pluralidad que ha alcanzado un gran país llamado México.
En la arena del Coliseo romano, inaugurado en el año 80 d. C., se llevaron a cabo espectáculos sangrientos cuyo propósito era el entretenimiento de la sociedad de aquella época.
A mis queridos lectores
les dedico este poema,
un ramo les doy de flores
como simbólica gema.
Mi respeto para todos
por detenerse a leer,
y por sus bonitos modos
hoy...
Aparte están resurgiendo los nacionalismos extremistas en contra de la mezcla de culturas y que hablan del gran desplazamiento que los blancos están experimentando por culpa de la inmigración, según sus declaraciones.
Es motivo de gusto, de orgullo para todos los mexicanos, el que nuestra moneda se mantenga estable frente a la moneda estadounidense. ¿Pero esto de qué depende? ¿Es fuerte por su naturaleza intrínseca? ¿Se trata de fortaleza a prueba de cualquier cosa? Definitivamente no.
Pocos recuerdan las placas rurales que otorgó el gobierno estatal allá por los 80s. Tales placas eran exclusivas para zonas rurales y rancherías, expedidas por dichas autoridades; pero la ciudadanía abusó y empezaron a circular tales matrículas en la ciudad. Eso no fue bien visto.
Las monarquías ejercidas por el PRI-PAN-INE hicieron sufrir a México, al electorado, con abusos, traiciones, raterías. Esta vivencia del pueblo nos hizo adquirir experiencia y nos dio la oportunidad de saber por quién votar (así, con “v” de “vaca”) y a quien botar (así, con “b” de “burro”).