En unos cuantos días sin leer periódicos (ZETA de los viernes, nos ponemos al día hasta el miércoles), la cantidad de novedades que suceden en Baja California y en la república... Todas muy importantes; algunas devastadoras, como lo expresado por el boca floja de Trump.
Lo que sigue de acuerdo con el plan de guerra es “acabar con el INE”, según lo dicen en público y privado. Ya veremos si les resulta tan fácil como su campaña cínica y descarada de pisotear leyes y normas para convencer a sus 30 millones que votaron en el 2018. Y que dejaron esperando a YSQ, por lo menos la mitad de esos millones.
En un par de días concluirá el espectáculo más reciente (porque habrá muchos más por lo menos hasta el 2024) que el huésped de Palacio Nacional nos ha endilgado a los mexicanos.
Según los expertos, la costumbre de esa institución había sido (desde su fundación) hacer este tipo de informe justamente después del cierre de operaciones de los bancos. Para no ocasionar especulaciones.
No, por supuesto que no... Ni de chiste nos acercaremos a “votar por la democracia” el próximo 10 de abril. Quién no conozca el contenido del “paquete dilapidador, sin conocer su contenido”, ¡que lo compre!
Lo menos para esta epístola sería compartir las patéticas actuaciones de los gobernadores (ellas y ellos) emanados de “Morena”: la reunión-homenaje que le organizaron a su ídolo del Palacio Nacional con motivo del Día Internacional de la Mujer; y la carta-defensa para respaldarlo en su “respuesta” al Parlamento Europeo. ¡Para la historia! En serio, ¿no se sienten avergonzados?
En estos días, la inmisericorde agresión de Vladimir Putin iniciada contra una pequeña nación llamada Ucrania, es lo que se comenta y analiza. Ese gran dolor lo tenemos en el corazón.
Quizá sea una sensación muy personal. Pero quien haya vivido en esta patria nuestra, quizá coincida en que nunca antes los mexicanos habíamos tenido tanta consideración, manga ancha o paciencia para los dichos y hechos de los presidentes de la República, como el actual.
Este México actual es contradictorio y único. Pasamos de la esperanza en un mejor futuro a la dolorosa realidad actual, pobreza extrema en aumento y personajes muy queridos por el gobierno federal. Son los consentidos, por eso en tres años ha aumentado ese grupo social con más de 10 millones. ¿Qué tal? ¿Se les quiere o no?