El Poder judicial, con su descaro y resistencia regresiva, formó blindajes para defender los privilegios inauditos en un país con enfermedades curables, y una trinchera ideológica.
Actualmente 28 de las 32 entidades federativas presentan algún nivel de sequía en más del 50 por ciento de su territorio. Sonora, Chihuahua, Durango y Querétaro son los que hoy pegan más duro los casos de sequía grave, extrema y excepcional.
Los primeros ejemplos se encuentran con Carlos Slim con Telmex; Ricardo Salinas Pliego con TV Azteca; Germán Larrea con Ferrocarriles de México; y Roberto Hernández en la banca. “Las empresas de Slim tienen concesiones en todos los sectores en los que la Constitución lo tolera”, precisa.
En la élite se conocen a fondo las historias reales que pocas veces -o nunca- se publican en los medios por el “chayote” o soborno a la prensa que guarda silencios ominosos.
De los delincuentes de cuello blanco, es necesario conocer características psicológicas de este cáncer social. El concepto de crimen de cuello blanco, es de Edwin Sutherland (1939). Lo define como delitos económicos de profesionales contra organizaciones oficiales y corporativos particulares.
La ambición voraz y ciega hacía, por lo mismo, negocios torpes y visibles. Robaron a los accionistas 750 millones de pesos utilizando documentos falsos de empresas “fantasma” con empresarios igualmente corruptos y parasitarios.
La putrefacción de la Fiscalía General de la República y el Poder Judicial es causa de la violencia, blindan a narcotraficantes con máscara de policías y jueces sobornables por la delincuencia de altos vuelos. Esto no ha cambiado nunca.
n plena efervescencia para disputar candidaturas de “elección popular”, abundan manifestaciones baratas para distinguirse los personajes que aspiran a alcaldías, diputaciones o senadurías.
Durante la época de la Guerra Fría, en el año de 1964, el cineasta Stanley Kubrick y el actor Peter Sellers, filmaron la película “Dr. Strangelove or: How I learned to Stop Worrying and Love the Bomb”, que en español se llamó simplemente “El Dr. Insólito”; el subtítulo sería: “Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba”.
Mientras debaten si deben o no sancionar, si deben o no romper relaciones, si deben o no intervenir, Netanyahu abraza al Presidente de los Estados Unidos y recibe de éste más armas y apoyos económicos para seguir la cacería de los “terroristas” del Hamas.