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lunes, abril 22, 2024
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Ricardo Salinas Pliego y su chatarra publicitaria

Impune de pagar desde 2012 la fortuna de 63 mil millones de pesos de impuestos al SAT y a los mexicanos. Abomina al Estado y en los hechos la voluminosa fortuna de Ricardo Salinas Pliego proviene del Estado: concesiones (telecomunicaciones, banca, minería, campo de golf), privatizaciones (Imevisión -TV Azteca-, y el robo de Canal 40, sin que el gobierno de Fox lo perturbara), multimillonaria publicidad a lo largo de los gobiernos prianistas, rescate del Fobaproa, condonación de impuestos y mucho más, con recursos del Estado mexicano.

En 1995, y con el Fobaproa, los “gobiernícolas” tuvieron la cortesía de rescatar a la banca reprivatizada por Salinas de Gortari, y como parte de ese salvamento la familia de Salinas Pliego entró en el paquete, toda vez que la mayoría de sus acciones estaba en poder de bancos; éstas aventaron piedras ardiendo al Estado, recuperaron sus créditos, la empresa quedó en manos del gobierno de Ernesto Zedillo, Guillermo Ortiz y José Ángel Gurría, responsables del plan de negocios a los titiriteros de Xóchitl.


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Se trata de Salinas y Rocha, empresa fundada por el bisabuelo de Salinas Pliego y que también operaba con abonos chiquitos: en la panza del Fobaproa dejó más 500 millones de dólares al cambio de 1995, mientras Serfin, Bancomer, Santander Mexicano y Confía recuperaron adeudos que el consorcio mantenía con ellos, pagados, por… usted, contribuyente.

Antonio Martínez Dagnino, titular del SAT de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, informó que las empresas de Ricardo Salinas Pliego adeudan 63 mil millones de pesos.

Los adeudos por más de 53 mil millones de pesos, se encuentran en cuatro empresas en 17 juicios; todos fueron auditorías de 2008 al 2018. Todos estos adeudos se observaron por parte del SAT por un monto de 38 mil millones de pesos, pero al día de hoy, con la actualización por la inflación y por los recargos, hacen 53 mil millones. Durante la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el SAT ha emitido créditos fiscales por 10 mil millones de pesos, teniendo una deuda de 63 mil millones de pesos.


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Funcionarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador presentaron un análisis sobre la deuda del magnate, quien ayer acusó al SAT de extorsionar a empresarios. Al respecto, el Presidente AMLO pidió a Salinas Pliego presentar las pruebas.

En marzo de 1999, Salinas Pliego recompró Salinas y Rocha por 78 mmdd; es decir, sólo 15 por ciento de lo que el Estado pagó a los bancos (los 500 millones de dólares mencionados) por la deuda de esa empresa. Así, sumó a su corporativo cerca de 100 tiendas. Asumió la diferencia el “ogro” del empresario de microabonos y agiotismo.

Entre medios de propaganda, existen puentes que unen sus intereses económicos y una estrecha liga con la desnutrición e insalubridad del pueblo marginado. Uno de los orígenes de miles de muertes anuales por diabetes, obesidad e infartos son alimentos chatarra y refrescos. Los expenden con gran publicidad los 20 mil Oxxo, propiedad de Femsa, de la familia Garza Lagüera, y accionista de Coca Cola. Se agregan las mil 900 tiendas 7 Eleven, de la japonesa Ito-Yokado. Por medio de ellas llega más fácil la comida chatarra que el agua potable a las familias y trabajadores de la construcción.

Secretaría de Salud, parlamento, ambientalistas, colegios médicos, nada hace para regular miles de tiendas y negocios que venden comida basura; y atraen clientela, para su adicción entre los más pobres, que ignoran los daños generados. Intocables, estos negocios contribuyen al aumento de la diabetes y obesidad. El problema es que la comida tradicional -platos caseros hechos con ingredientes frescos- está siendo desplazada por comestibles ultraprocesados, que esconden información; productos que en el mejor de los casos no alimentan, pero sí enferman.

En nuestra región enfrentamos una grave crisis de salud derivada de esta transformación impulsada por la industria de alimentos y refrescos. Se trata de un puñado de empresas que han ido ampliando sus mercados y han ido ejerciendo una enorme influencia en los gobiernos para detener regulaciones para advertirnos sobre que comemos.

Las regulaciones son urgentes: casi dos millones de latinoamericanos mueren cada año por enfermedades relacionadas con dietas. El consumo de azúcar promedio en América Latina se ubica más de cinco veces por encima del límite saludable (que para los adultos son aproximadamente seis cucharadas al día) recomendado por la OMS y es uno de los factores de la hipertensión, que causa 800 mil muertes al año, y la diabetes tipo 2, padecida por 25 millones de latinoamericanos y que cuesta a los sistemas de salud 65 millones de dólares al año.

Malcomidos, la industria alimentaria nos mata, y mala leche, porque la comida chatarra nos enferma desde niños.

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.

Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

Autor(a)

Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ortiz Ramírez Héctor Ortiz Ramírez Hector O 37 cygnus9304@hotmail.com
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