Sofia Coppola es una directora interesante, lo que se dejó ver con “María Antonieta” y se confirmó, sin lugar a dudas, con “Perdidos en Tokio”. Si es ella quien está detrás de una película, no se le puede negar un voto de confianza.
Y vaya la manera de presentar esta biopic que sobre todo termina siendo el retrato de una relación tóxica entre el ídolo Elvis Presley, y Priscilla Beaulieu, una adolescente que se dejó llevar por el legendario rockero hasta el grado de perderse.
Justo ahí está la propuesta de la realizadora: cómo una mujer se deja sacrificar por la voluntad de un hombre. Sin embargo, esto no queda expuesto con un diálogo incesante y panfletario, todo lo contrario: el mensaje queda claro con esta historia de amor y desamor estupendamente estelarizada por Cailee Spaeny y Jacob Elordi.
Cuando se conocieron, Priscilla apenas tenía 14 años y Elvis 24. La fama de él y la inocencia de ella es la razón de lo que habría de ocurrir con el paso de los años. Spaeny lo interpreta a la perfección a pesar de tener un rol nada fácil, considerando que encarna al personaje de los 14 a los 30 años. La prioridad de un histrión es que su trabajo sea creíble y vaya que lo es, mientras que Elordi es estupendo en un papel ya muy visto, pero tal vez no con este enfoque tan claramente.
El actor es atractivo, alto, carismático y capaz de proyectar un dominio psicológico sobre su joven esposa ahora sí que duro y directo. Entre los dos hay química, pero también conflicto, y eso es lo que explota Coppola en una película tomada de las memorias de Priscilla Presley “Elvis y yo”, aunque llevada a otro nivel de interpretación para compartir lo que seguramente no sabíamos de este polémico matrimonio entre dos celebridades, cada una en su justa proporción. ***
Punto final. – Esperen el estreno de “Maestro” para el 20 de diciembre en Netflix. No dejen de ver este filme. De verdad.
