Ubica cineasta Diego Graue complicaciones cotidianas para contar historias que asemejen la realidad ciudadana, otorgando énfasis en la aspiración mexicana por el consumismo estadounidense
Aceptando la comedia como hilo conductor para representar los agobios del ser humano, el productor y director mexicano Diego Graue se sumerge en la idolatría de la cultura extranjera del consumismo mediante “Viaje todo robado”, película filmada entre Ciudad de México, Saltillo, Coahuila y San Antonio, Texas, con Bruno Bichir y Ana Claudia Talancón protagonizando la historia de una travesía familiar representada por la aspiración, experiencias incómodas y frustraciones.
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“Los mexicanos ponemos todo en riesgo para de alguna manera satisfacer esta necesidad que tenemos por adorar lo que viene fuera de nuestro país, amor por la cultura ajena y por este consumismo extranjero, específicamente de Estados Unidos”, precisó en entrevista a ZETA Diego Graue, quien lanza una especie de metáfora en la cinta que también encabezan los actores Irka Castillo, Germán Bracco, Daniel Haddad, Norma Angélica, Hernán del Riego y Martha Claudia Moreno.
“No sé si la sensación de reverenciar el estilo de vida y las cosas materiales de nuestro país vecino del norte todavía siga permeando en la cultura mexicana. En el pasado Estados Unidos tenía un aire paradisiaco, allá todo funciona bien, huele diferente, la gente se para en los semáforos, no puedes tirar basura. Teníamos una idealización y las personas hacían todo para vivir con esas expectativas sociales, pero en la película hay una promesa en el viaje, donde la familia se puede unir, descansar, revalorarse, o ser todo lo contrario”, apuntó el cineasta.
En “Viaje todo robado”, Carlos Camargo (Bichir) es un padre que ha tomado malas decisiones que lo han llevado a deber hasta los calcetines. Su suerte cambia cuando encuentra dinero en el baño de la oficina para darle a su familia las vacaciones que siempre les prometió, sin saber que el desastre estará a la vuelta de la esquina.
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“A veces queremos darle todo a nuestros hijos y esposa a costa de la seguridad financiera para lograr cumplir un sueño, en ciudades de frontera como Ciudad Juárez, Monterrey y Tijuana es algo casual ir de viaje, compras, traer la camioneta llena de cosas gringas. La película está ambientada en 2004, y en ese entonces era todavía más común, porque no existía toda la oferta de Estados Unidos en México. Ahora ya se ha monologado ese paisaje económico, pero en esos años era algo aspiracional hacer ese viaje para el resto de territorios en México”, dijo el director de “El candidato Rayo” (2018), quien compara la cotidianidad fronteriza con la narrativa coescrita junto a Santiago Mohar Volkow.
“Hay una tradición en un pequeño sector de la población mexicana, que es ir de compras al gabacho, a los malls y outlets, eso se convierte en una clase de paisaje para muchas familias que quieren pertenecer a una clase social determinada”, abundó.
Respecto a la incorporación que hace en la cartelera veraniega nacional, a la vez abrumada por la oferta comercial hollywoodense, Graue señaló:
“Hay producciones extranjeras muy buenas y mexicanas también, pero a veces lo que no tenemos es la exposición ni el aparato publicitario que viene más fortalecido en Hollywood. Es difícil que la gente se entere que estamos en cartelera, no sé si exista aún el prejuicio sobre que el producto mexicano siempre es malo, pero si la gente conoce nuestro trabajo, será más fácil que tengamos visualización con los medios que nos apoyan y también complejos como Cinépolis, esmerándose en que esta película llegue al mayor público posible y tener más apertura”.
Adoptando la comedia como catalizador de su cine, el realizar puntualizó:
“Es un género que me encanta y me gustaría seguir explorando, tener una voz propia en la riqueza que hay dentro de la oferta cómica y adereza muy bien las historias de vida que hablan de problemas y agobios mucho más grandes. En ese sentido, la cinta recrea una semblanza con la que llegas a empatizar, todos hemos querido salir de paseo con nuestra familia y nos encontramos con situaciones no gratas durante el transcurso. La vida no es fácil para nadie, menos en estos tiempos, siempre la comedia está para pasar esos tragos amargos, olvidar y confrontar; esas son las historias que más me gustan”.
