De Disney y Nickelodeon, a un primer rol en Broadway, podría decirse que Austin Butler apenas está haciendo sus pininos. Pero vaya manera de llegar a la pantalla grande con esta película biográfica de un extravagante Elvis Presley, recreado excelsamente bajo la dirección del maestro Baz Luhrman.
La cinta es entretenida, claro, aunque difícil anticipar el torbellino que es este joven actor desde que aparece interpretando al ídolo en sus inicios en 1954, guitarra en mano, con una timidez que vence en cuanto empieza a tocar “Baby Let’s Play House”. La actuación es cautivante, se logra reflejar ese carisma que marcó la meteórica carrera del llamado “Rey del Rock”, y vaya que la cámara de Mandy Walker tuvo mucho que ver en ese resultado.
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Otro acierto es el buen Tom Hanks como Tom Parker, el destructivo representante de Elvis, además de integrar esos elementos controversiales en la vida del artista, el abuso de enervantes, su infidelidad y el acercamiento con la cultura afroamericana -vaya compleja relación que hubo aquí- para armar bien un retrato que, aunque no deja de ser poco arriesgado, resulta trascendente, una vez, más, gracias a Butler. Hay que ir al cine, pues. ****
Punto final.- “El Cuervo Blanco”, sobre la vida y obra de Nureyev. Buena opción en Netflix.
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