14.3 C
Tijuana
jueves, febrero 15, 2024
Publicidad

Las mentiras de Bonilla

Frente a los bajacalifornianos que tuvieron la oportunidad de atestiguar los distintos actos políticos de gobierno que tuvo el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el fin de semana anterior, el gobernador Jaime Bonilla Valdez le dijo falsedades.

Sin empacho, refirió una paz y una vida sin violencia que está lejos de respirarse en la entidad, y presumió actos democráticos, como consultas y votos de la ciudadanía en la aprobación de las iniciativas de gobierno, que el mandatario estatal envía al Congreso del Estado, lo cual no ha sucedido.


Publicidad


Es evidente que Bonilla, el cual está a meses de concluir su mandato de dos años, vive en una realidad alterna a la de los bajacalifornianos. Él reside en un Estado donde no hay homicidios, ni violencia contra las mujeres, ni desaparecidos, ni extorsiones. El de Bonilla es un mundo donde la Guardia Nacional sí investiga, sí persigue a los criminales, sí le abona a la justicia y combate la inseguridad, al crimen organizado y al narcotráfico.

También en el mundo en el que parece vivir el todavía gobernador, a la población se le pide su parecer, participa directamente en el contenido de las iniciativas enviadas al Congreso del Estado, y aprobadas mayoritariamente por los diputados de Morena que responden ciegamente al ingeniero que titula el Poder Ejecutivo de Baja California.

Porque todo eso, solo sucede en la mente del mandatario estatal. En el mundo alejado de la realidad bajacaliforniana en el que parece vivir, o que le han pintado. Porque, o el gobernador no está enterado de los altos niveles de inseguridad y violencia que se padecen en la entidad federativa que administra, y de lo arbitrarias que suelen ser las iniciativas que le aprueban a ciegas en la Cámara legislativa local, o lo suyo es mentir descaradamente. Y, además, al Presidente de la República.


Publicidad

 


Vamos, aquí le va la primer de dos frases que Jaime Bonilla dijo frente a López Obrador (en ambos casos están grabadas, tanto por los medios oficiales a disposición del gobierno, como por quienes dieron cobertura a la gira presidencial por BC):

“También el pueblo se siente muy protegido en Baja California, gracias a las gestiones que se han hecho, a la idea de haber creado una Guardia Nacional, que ha venido a darle tranquilidad y paz social al Estado de Baja California, porque en este Estado, señor Presidente, hay paz social, Usted lo ha visto. Sí, hay necesidades, pero no hay violencia”.

¿Algo le suena irreal? Sí, en Baja California no hay paz social, y sí hay violencia. Mucha. Tanta que, por ejemplo, unos días después que el mandatario nacional concluyera su gira por Baja California, el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, estuvo en Tijuana para decretar la Alerta de Género por violencia contra las mujeres en los cinco municipios del Estado.

Hay tanta violencia contra el género femenino en Baja California, que es necesario que el propio Gobierno de México le ponga la etiqueta de violento al Estado, para que las autoridades locales tomen acciones al respecto y garanticen la seguridad de las mujeres, que en la región son desaparecidas, violentadas, asesinadas.

Al año, explicaron, mil mujeres desaparecen. Esta situación no es el reflejo de la paz social y de la ausencia de violencia que Jaime Bonilla aseguró al Presidente que coexisten aquí.

En junio de 2021, BC superó los mil 570 asesinatos, y de seguir la tendencia, este año terminará con más de 3 mil asesinatos, ubicándolo en los primeros sitios de los estados más violentos del país. Cuadro del deshonor del cual no ha salido ni en los últimos dos años en los que ha gobernado Jaime Bonilla.

Tijuana, de hecho, es la segunda ciudad más violenta del país (la primera es Celaya), así que la premisa del gobernador ante el Presidente, de que aquí no hay violencia, fue una vil mentira. Tan solo el día de las elecciones, 6 de junio de 2021, en Tijuana se reportaron quince asesinatos. El promedio diario es de ocho, y en la semana posterior a la visita de López Obrador, asesinaron además a dos policías, otro cayó muerto cuando el hijo del oficial mayor del Gobierno del Estado -ebrio, según la fiscalía estatal- impactó su carro contra una patrulla de la Policía Municipal de Rosarito que se encontraba estacionada. Dos policías más, estos de la Guardia Estatal de Seguridad e Investigación, terminaron heridos cuando, sin seguridad ni protocolos, intentaron ejecutar una orden de aprehensión contra un ciudadano norteamericano en la Zona Centro de Tijuana, quien los recibió a balazos, hiriendo a los dos agentes y a tres civiles.

No, en Baja California, ni hay paz social y sí hay violencia, y mucha. Y ahí están las estadísticas de la Fiscalía General del Estado para comprobarlo, y los hechos violentos que todos los días, atestiguan los bajacalifornianos.

La otra frase de Bonilla frente al Presidente:

“Nosotros gobernamos como la gente nos dice que gobernemos, señor Presidente, nosotros no somos de ocurrencias, ‘mañana voy a hacer esto’, le preguntamos al pueblo. Inclusive la totalidad de las iniciativas que yo he presentado al Congreso, todo el tiempo convoco a la gente y les pregunto que si están de acuerdo con las iniciativas que estamos presentando y la gente la vota. Por eso es que no pueden reprochar ninguna de las iniciativas que este gobierno ha implementado, porque son a ellos a los que les preguntamos”.

¿Algún bajacaliforniano recuerda haber votado sobre la necesidad o no, de modificar la Ley del Notariado para entregar más de 35 notarías por parte del gobernador? ¿Alguno? No, porque no hubo tal consulta o votación -como sugirió Bonilla-, como tampoco se consultó con la sociedad bajacaliforniana, la iniciativa mediante la cual desaparecía el Consejo de la Judicatura del Tribunal de Justicia Electoral, y el gobernador se erige en el gran elector de los futuros magistrados, por mencionar solo dos.

La realidad de las cosas, es que Jaime Bonilla no consulta ni con el sector al que va a afectar con las iniciativas que presenta al Congreso. Por ejemplo, hace unos días presentó una iniciativa para aprobar el uso lúdico de la marihuana en Baja California. ¿Hizo consulta? No, lo decidieron entre él y su secretario general de Gobierno.

No consultó a la comunidad de notarios cuando, también con su secretario de Gobierno, enviaron la iniciativa para eliminar de la Ley del Notariado, el requisito de examen y pasantía para quienes aspiren a una Notaría y conferirse el mandatario la discrecionalidad para ser él quien directamente entregue (regale) las notarías, siempre y cuando cumplan los abogados con unos requisitos bastante laxos.

Notarías que, en su círculo principal, ya ofrecen al mejor postor, pues sabiendo que ya estaban “ocupadas” las 96 que por Ley existen en Baja California, el Ejecutivo estatal también cambió la Ley para reducir el número de habitantes por Notaría, con lo que en la nueva ecuación, tendrá para repartir, regalar, vender, “concesionar” en cuatro meses si en el congreso le aprueban la iniciativa, más de 35 notarías.

¿Votaron los bajacalifornianos a favor de que esta iniciativa fuese enviada al Congreso del Estado? No. No hubo votación ni consulta alguna. Ni siquiera con los notarios. Eso de que todas las iniciativas que el gobernador envía a la Cámara local, como lo dijo a López Obrador, están votadas por la sociedad, es una evidente mentira. Otra.

Jaime Bonilla falseó escenarios frente al Presidente de la República, y este se lo creyó, o al menos así parece. Es el descaro político en flagrancia.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
- Publicidad -spot_img

Puede interesarte

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas