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viernes, febrero 16, 2024
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La ley coronavirus

Como soldados rasos, acatamos todos la orden expedita y de voz fuerte y de trueno: “No salgan, quédate en casa”; etc. Si el mundo entero fuéramos así de obedientes, en leyes en general tendríamos quizás un mundo mejor, en muchos aspectos.

Esa orden tajante y sometida por gobiernos al pueblo (porque es o te mueres u obedeces, ¿qué prefieres?). Una obediencia sorprendente, que nos dejó atónitos a todos, el mes de marzo de este 2020, numerito macabro que será recordado hasta dentro de 100 años. Las leyes se hicieron para obedecer y someternos, y tener un desarrollo educado, ordenado, pacífico, futurista, saludable, sin hostilidad y casi como paraíso terrenal, poniendo de manifiesto todas las leyes de convivencia que emanan en todo el mundo; pero si tal coronavirus brincó de células sangrientas de murciélagos, es allí la desobediencia.


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Si nos vamos a lo escrito en el libro más leído del mundo (las escrituras), tal animal es impuro, no comestible, y si así queda, que de allí surgió el murtal virus pandémico, estamos pagando las consecuencias muy caras.

Inocentes, pero seres humanos, mueren por no acatar la ley o hacer algo indebido. El mundo se sometió tan pronto, ya invadió el miedo, terror, angustia, preocupación, desconfianza, inseguridad, zozobra, dudas, interrogación y psicosis. Todo eso abrazó a la población viva, en el tercer planeta antes del Sol. Solo faltó recibir los culatazos para someter al pueblo, pero allí hasta los generales, sargentos, cabos y autoridades totales del mundo sucumbieron al coronavirus y murieron, por desgracia.

Así pues, llegó la ley coronavirus desde diciembre de 2019, y nos sometió de golpazo cruel, duro y de voz; o te proteges o asumes las consecuencias.


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Aún está vivo tal virus; ya pasaron casi seis meses y sigue la pandemia. La ley coronavirus es burlada y muchos mueren sin aire en la flor pulmonar; al cerebro no llega el oxígeno de vida, el aire puro, y mueren muchos mexicanos. El cáncer del coronavirus llegó y no se irá; por eso la ley coronavirus es el ejemplo mundial de “sométanse, obedezcan o mueran sin piedad”. Las leyes son leyes, y la obediencia cubrió al ser humano… pero demasiado tarde.

 

Atentamente,

Leopoldo Durán Ramírez.

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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