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jueves, febrero 22, 2024
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Bonilla todopoderoso

Desde el 30 de octubre de 1983, cuando el gobernador de origen priista Roberto de la Madrid Romandía cumplió su último día en el encargo, ningún mandatario estatal en Baja California había tenido tanto poder como el que ostenta, desde el 1 de noviembre de 2019, el morenista Jaime Bonilla Valdez.

Ni siquiera Xicoténcatl Leyva Mortera,  íntimo amigo de Bonilla y último gobernador electo emanado del Partido Revolucionario Institucional, gozó plenamente de ese poderío, porque inició el 1 de noviembre de 1983 y, una vez ungido como Presidente de la República en 1988, Carlos Salinas de Gortari no lo dejó terminar su encargo. Los actos de su gobierno corrupto, sumados a la falta de cercanía y enemistad política con el entonces joven priista, lo dejaron fuera ocho meses antes de terminar su sexenio.


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Durante 30 años y cinco sexenios, los seis gobernadores surgidos del Partido Acción Nacional tampoco tuvieron dominio pleno, a veces los alcaldes y la mayoría del Cabildo no eran del PAN, en otras no sumaban suficientes diputados en el Congreso bajacaliforniano, en algunas épocas no tenían suficientes legisladores en el Congreso de la Unión, o el Presidente de la República era de otro partido.

Pero el ingeniero Jaime Bonilla Valdez tiene todas consigo. Es amigo personal del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. En el Congreso de la Unión, el partido en el que milita tiene 191 de los 500 escaños de diputados existentes, pero sumados sus partidos coaligados, alcanzan los 308 votos; su más cercano competidor es el PAN, con 91 legisladores. Además, cuenta con 55 de los 128 senadores, pero considerados los partidos de coalición, alcanzan 69 votos, nuevamente con el PAN como opositor más cercano, con apenas 23 representantes.

En Baja California, los cinco alcaldes son de extracción morenista y, al igual que Jesús Ruiz Uribe, el delegado único federal,  todos sus discursos evidencian la total rendición a su líder, el gobernador. Basta recordar la declaración del alcalde de Tijuana, Arturo González Cruz, quien en su toma de protesta el 1 de octubre, afirmó que la verdadera fiesta sería el 1 de noviembre, a la llegada de la administración bonillista.


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Misma situación en el Congreso local, aunque oficialmente solo cuenta con 15 de los 25 votos, los perredistas, Nueva Alianza y demás, son técnicamente aliados de Movimiento Regeneración Nacional. La influencia en el Poder Legislativo es tal que el diputado panista impulsado por el gobernador Francisco Vega de Lamadrid, Miguel Ángel Bujanda, presenta en pleno los temas espinosos que podrían generar animadversión de la sociedad contra los del partido guinda. Con una oposición desprestigiada, los contrapesos políticos son inexistentes.

Así de acuerpado, Bonilla no tiene excusas para fallar, aunque ya empezó a darse en la cara con la realidad.  Al punto que en su tercer día de gobierno, canceló su primer acto, para evadir a los manifestantes inconformes que se presentaron a rechazar la solución que el gobierno dio a los damnificados del derrumbe en Lomas del Rubí.

Como Bonilla aseguró que pagará las deudas de la administración de su corrupto antecesor, los primeros en reclamar fueron los maestros -les adeudan 30 millones de pesos- y los burócratas jubilados -les deben la última quincena de octubre-, el mandatario empezó planteando plazos como su antecesor: que les pagará hoy viernes  8 de noviembre, y a los profesores  les advirtió que sería en plazos.

Con la Universidad Autónoma de Baja California ni siquiera ha acordado, porque él trae otros números y va a revisar los libros. Según sus datos, los pendientes son mil 200 millones de pesos y no mil los 708 millones que aseguran los administradores de la UABC.

En cuanto a su promesa de solución al problema del agua de manera inmediata, evidentemente tendrá un considerable retraso, como lo advirtieron los directivos de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana, quienes anunciaron que la Zona Costa volverá a los tandeos como en los 80. Cuatro días con agua y tres días sin el vital líquido.

El gobernador lo dijo en su discurso el 1 de noviembre: no tiene tiempo suficiente, heredó muchas deudas, surgió el imprevisto de los damnificados por los incendios y tiene una ambiciosa lista de con 27 proyectos, además de los compromisos que hizo de sanear el agua que se envía a Estados Unidos, disminuir la incidencia delictiva, establecer energías limpias y solucionar los apagones de energía eléctrica, entre los más apremiantes. La empresa que debe encarar el mandatario no es fácil.

El problema del poder absoluto es que sus resultados dependen de cómo se utilice. Si las influencias del ingeniero Bonilla le permiten convertirse en el primer gobernador local -en los últimos 36 años-  en cumplir todos sus programas, sería perfecto para los bajacalifornianos, pero si ese poder absoluto se corrompe, se puede traducir en la violación de leyes, de derechos, libertades, en abusos de autoridad y del erario. Como ejemplo la insistencia en convertir un gobierno de transición de dos en cinco años.

En un Estado que se configura sin contrapesos políticos, el compromiso de la sociedad organizada para con su gobierno, es equilibrar el voto de confianza con un acompañamiento vigilante y responsable. Conocedores de la fragilidad humana, se hace necesario cerrar filas para evitar que los funcionarios, sean justos o corruptos, caigan en  la tentación del abuso, o peor aún, del delito.

Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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