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sábado, febrero 17, 2024
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La guerra de las drogas

México está convertido en un campo de guerra, la violencia prevalece sobre la razón. Baja California ocupa el tercer lugar en homicidios y en otros delitos como robos, fraudes, secuestros, asaltos, blanqueo de dinero, tráfico de armas, narcomenudeo, etc. Todo con el afán de ocupar un espacio privilegiado en el mercado de la droga, que significa muchos miles de dólares.

Los agentes de la autoridad hacen el mejor de los esfuerzos para parar la embestida criminal y podemos afirmar, con tristeza, que las autoridades se han ido transformando en víctimas en lugar de ocupar un sitial en calidad de persecutores del criminal.


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El miedo prevalece en el ambiente, principalmente en la turística Tijuana viene un cambio de gobierno sexenal ¿Las mafias estarán tratando de probar el temple de quien será la primera autoridad del Estado? ¿Estamos presenciando una embestida de grupos del crimen organizado que pretende, con el mencionado ejercicio de fuerza y de terror, controlar el mercado del delito?

Sin quererlo, los hacedores de ilícitos están abriendo el cofre de Pandora, conducta peligrosa que solo trae desolación y muerte, incluso para los ajenos a esta guerra.

Vale la pena llamar a la reflexión a quienes se dedican a esta peligrosa empresa que deja pingües ganancias pero que pone en riesgo la vida y la tranquilidad de los que se dedican principalmente al narcomenudeo, secuestro, lavado de dinero, robos con violencia, etc.


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Asusta leer en los diarios la violencia y estallido con que están reaccionando los grupos delincuenciales, buscando espacios en el quehacer criminal, ¿Hasta qué grado de anarquía hemos llegado? ¿Vale la pena el número de vidas y de hogares destrozados para obtener ganancias monetarias, eso sí, tenemos que entenderlo, ilimitadas?

Muchos de estos agentes de la destrucción, destruyen y matan como resultado de oscuros complejos adquiridos durante una infancia y una adolescencia de carencias y de miseria, que los lleva al endurecimiento moral por el cual se convierten en ajenos al dolor de ver morir a la propia esposa e hijos que integran la familia.

A esta ambición desmedida, se le debe agregar la participación de funcionarios corruptos y de políticos logreros que aprovechan el caos de la violencia y la percepción del miedo. Se busca obtener ganancias desmesuradas aún a costa de la propia vida y de la de quienes integran el entorno familiar cercano.

Nos enfrentamos, todos, la sociedad bajacaliforniana, a un momento difícil en que los valores de vida, salud, libertad, resultan ajenos a esta violenta realidad que va más allá de la obtención de dinero o de poder.

¿Cuánto bien se podría hacer con el dinero que cuentan los grupos de la delincuencia organizada? ¿Cuánta tecnología de punta podría utilizarse para salvar vidas, y que por el contrario, es empleada para la destrucción y el baño de muerte a la competencia criminal?

Validos del clandestinaje, jóvenes que deberían de estar en las aulas universitarias o trabajando en las fábricas, hoy se encuentran inmersos en una guerra sin sentido, llenando de luto a muchos hogares tijuanenses y mexicalenses y todo por la ambición que carece del límite de un sistema de justicia adecuado para sancionar y la ausencia de valores morales que permiten a los individuos vivir con seguridad, paz y tranquilidad, que traería como resultado cesación de la guerra en las calles que hoy padecemos.

 

Arnoldo Castilla es abogado y catedrático de la UABC.

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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