La falta de camillas en los hospitales públicos de Tijuana es un problema añejo, pero en los últimos días se ha agravado. Esto le consta a los paramédicos de la Cruz Roja, pues el lunes 15 de julio, una ambulancia permaneció afuera del Hospital General por más de doce horas hasta que por fin le regresaron el material. El colmo fue que el mismo día, la Benemérita Institución tenía “atoradas” nueve unidades en el nosocomio, de un total de trece con las que cuenta. Lo peor llegó un momento en que había seis servicios de la ciudadanía pendientes por atender, lo que retrasó el tiempo de respuesta a la emergencia. La consigna para los paramédicos es no marcharse de los hospitales sin las camillas, ya que después estas no son devueltas por las instituciones de salud, pues no es un secreto que las camas censables son insuficientes para atender a los derechohabientes. De acuerdo a los paramédicos, el conflicto se acentúa en horarios vespertinos y nocturnos, y cuando no está el jefe de Urgencias, ahí cuando los médicos pasantes o residentes aprovechan para esconder o vandalizar (quitar las sábanas o colchones) las camillas “como si así creyeran que ya no les vamos a llevar más pacientes”, asegura uno de los rescatistas.
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