Los recientes asesinatos de Ana Karen Flores y Jared a manos de Josué Rodríguez “El Huevo”, pareja de ésta, así como el homicidio de Eitan, de dos años de edad y las lesiones que sufrió su hermano Axel por parte de su padrastro, son una preocupante muestra de la violencia familiar en Tijuana. En seis meses, 193 menores han sido rescatados de alguna situación de maltrato familiar
Eitan Alexander cumplió dos años el 4 de septiembre de 2017. Un mes después estaba siendo sepultado. Murió a manos de Luis Enrique Acosta Pacheco, su padrastro, quien estaba a cargo de él y de su hermano mayor.
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El hombre de 24 años, sin antecedentes penales, que trabajaba como chófer de la plataforma Uber, había iniciado una relación sentimental con Johanna Vanessa Espinoza, madre de los pequeños, desde hace poco más de un año.
La madrugada del 1 de octubre, Luis Enrique Acosta cuidaba de los dos menores en un domicilio ubicado en la calle Jade, del fraccionamiento Esmeralda, delegación Sánchez Taboada, en Tijuana, esto mientras la mujer de 21 años de edad se encontraba trabajando.
Fue cuando Luis Enrique tocó la puerta de su vecina para pedirle ayuda. La mujer salió de su hogar y encontró el cuerpo de Eitan Alexander envuelto en una toalla, colocado sobre el cofre de su vehículo.
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El hombre le dijo que el menor se había ahogado. La mujer tomó los signos vitales de Eitan y encontró que estaba muerto, así que llamó al 911 para solicitar una ambulancia.
Los paramédicos confirmaron el deceso del infante, pero al igual que los policías municipales que atendieron al reporte, notaron las visibles huellas de golpes en todo el cuerpo del menor y en el de su hermano de tres años.
“Kike lo golpeó en el estómago”, dijo Axel a los policías, en referencia a su padrastro, quienes detuvieron al hombre como sospechoso de homicidio, mientras que el pequeño, testigo del crimen y víctima, fue puesto a disposición de la Procuraduría para la Defensa de los Menores y la Familia, horas después.
Foto: Tomada de Internet.-
Jared y Ana Karen Flores
Los avances de la investigación del homicidio arrojan que no era la primera ocasión que los menores eran golpeados. Los hermanos presentaban el Síndrome de Kempe, también conocido como síndrome del niño maltratado. “Éste se manifiesta por heridas recientes, antiguas y muy antiguas”, explica la oficial Oliva Vidal Plata, jefa de la Unidad Operativa contra la Violencia Familiar y Maltrato Infantil de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM).
Artículos médicos acerca de este síndrome amplían su definición como “una forma grave de maltrato infantil consecuencia de la violencia doméstica… se acompaña de daño físico o psicológico inferido a un niño mediante agresiones reiteradas, provocadas por uno o más adultos que están a cargo de la víctima”.
Fotografías de los últimos meses de vida de Eitan Alexander lo muestran con moretones y rasguños en el rostro, al igual que su hermano.
Médicos que valoraron a Axel, encontraron sus lesiones casi igual de graves que las de Eitan Alexander; golpes no solo en el rostro, también en la espalda, glúteos y estómago.
Como si los daños físicos en los menores no hubieran servido como focos rojos sobre el comportamiento de Luis Enrique Acosta, las publicaciones de la pareja en redes sociales resultan igual de preocupantes.
“Discúlpame por los malos momentos que por tonta te he hecho pasar. Te amo tanto y espero que Dios me siga dando esa segunda oportunidad contigo que tanto le he pedido”, le dedicó Johanna Vanessa a su novio, en su primer aniversario.
Para Oliva Vidal Plata, quien lleva casi 15 años al frente de la Unidad Operativa contra la Violencia Familiar y Maltrato Infantil de la (SSPM), uno de los factores que llevan a que la violencia familiar escale hasta la muerte, es la normalización que para algunas mujeres representa el maltrato verbal, emocional, físico y sexual en una relación de pareja.
“Lo consideran parte de la relación, que así son las relaciones o matrimonio. No denuncian, callan el maltrato por su familia, por sus hijos, por su religión o por simple vergüenza”, explica.
Sin embargo, la oficial cree que esto se puede combatir acercando la información a las víctimas y haciéndoles ver las consecuencias.
“Necesitamos reeducarnos. Cuando platicas con las víctimas, tienen desde un año hasta 40 años sufriendo violencia, casi desde el primer día que se casó. Lo que pretendemos es que reporten o denuncien para acercarnos y ver cómo ayudar”, asegura.
Mil 554 casos de violencia familiar en seis meses
De marzo a septiembre de 2017, la Unidad Operativa contra la Violencia Familiar y Maltrato Infantil, integrada por 35 policías municipales, ha atendido mil 554 reportes.
De estos, 543 fueron denuncias interpuestas en sus oficinas, 933 llamadas hechas a los números de emergencia, 78 casos fueron canalizados a través de la Subprocuraduría para la Defensa del Menor y la Familia, perteneciente al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
Foto: Tomada de Internet.- Luis Enrique Acosta Pacheco
Como resultado de estas intervenciones, los agentes han puesto 207 casos a disposición de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), con 19 detenidos y 193 menores de edad como víctimas de los casos.
La Unidad Operativa contra la Violencia Familiar y Maltrato Infantil inició en 2002 y tras un receso de casi un año, fue reactivada en marzo de 2017, por órdenes del titular de la SSPM, Marco Antonio Sotomayor. Dicha Unidad trabaja por regiones, en dos turnos, matutino y vespertino, cada patrulla atiende dos turnos y durante la noche, dos agentes más a bordo de una unidad están a cargo de toda la ciudad.
Vidal Plata explica que, “al igual que los eventos de alto impacto”, la mayoría de los casos se concentran en la Zona Este de Tijuana, específicamente en los distritos La Presa, La Presa Rural y Los Pinos, así como en la delegación Sánchez Taboada.
Septiembre ha sido el mes con más casos atendidos por esta Unidad. De un total de 36 puestas a disposición: 17 fueron por abuso sexual, ocho por lesiones, cuatro por omisión, tres por maltrato a menor, tres por violación sexual y uno por violencia familiar.
Para la jefa de la Unidad, la diferencia entre los agentes que integran ésta y el resto de la corporación es la sensibilización y concientización para atender estos casos.
“Los oficiales pueden tener frente a un agresor que acaba de golpear salvajemente a su esposa o un padre que acaba de matar a un menor, jamás lo vas a insultar, juzgar ni golpear porque la violencia familiar son padrones de conducta aprendidos. Detrás de esa persona que acaba de cometer un delito, hay algo que se desencadenó”.
De acuerdo con el protocolo de atención, cuando elementos de la Unidad llegan a atender un reporte, si encuentran la posible comisión de un delito, trasladan al sospechoso y a la víctima al Ministerio Público.
Por otra parte, cuando no existe delito, pero se requiere otra atención como terapia psicológica, asesoría jurídica o incluso internamiento en un centro de rehabilitación, los llevan al Centro Integral del DIF.
En muchos de los casos, detalla la jefa de la Unidad, se trata de padres con problemas de consumo de drogas que son negligentes en el cuidado de sus hijos, pero ya que el ingreso a un centro de rehabilitación es voluntario, si la madre o padre no lo permite, entonces los menores son reubicados con algún familiar.
2 mil 579 órdenes de protección contra agresores
Otra estadística que da cuenta del severo problema de violencia familiar en la ciudad son las 2 mil 579 órdenes de protección que, de marzo a septiembre de este año, han sido otorgadas a víctimas de violencia. Tan solo en septiembre se emitieron 465 de éstas.
La mayoría de las solicitantes son mujeres que sufren de violencia física e interponen una denuncia ante el Ministerio Público por este delito. La orden incluye rondines de vigilancia por parte de la Policía Municipal cada 72 horas, por periodos que pueden ir desde 20 hasta 80 días.
Sin embargo, incluso con estas órdenes de protección, algunas mujeres minimizan el riesgo que corren junto a sus agresores.
“Tanto que siguen cohabitando el domicilio. A muchas mujeres, sus parejas intentaron quemarles la casa. En esas intervenciones, cuando hemos percibido que hay un riesgo inminente para las víctimas, les ofrecemos llevarlas al refugio”, expone Vidal Plata. Este año, 208 mujeres y sus hijos han sido canalizados a éste.
Tras tres meses prófugo, “El Huevo” enfrenta la justicia
Josué Rodríguez Vázquez “El Huevo” llegó detenido a Tijuana, la madrugada del 3 de octubre. En un vuelo comercial desde Guanajuato, donde se ocultaba en la casa de su hermana, arribó al Aeropuerto custodiado por elementos de la PGJE.
Eitan
Habían transcurrido casi tres meses desde la noche del 5 de julio, cuando el hombre de 24 años de edad utilizó una mina de gas para prenderle fuego a su pareja Ana Karen Flores y al hijo de ésta, Jared, de cinco años de edad.
El pequeño murió dos días después de la agresión y la mujer el 9 de agosto, mientras estaba internada en el Centro Médico de Occidente de Guadalajara, debido a las graves quemaduras que sufrió.
“El Huevo” cuenta con nueve detenciones, desde 2005, por robo con violencia, portación de arma punzocortante y otras faltas administrativas relacionadas con el consumo de drogas. De acuerdo con testimonios de la familia de las víctimas, la noche del doble homicidio, Ana Karen y Josué discutieron.
Ante la jueza Tania Guadalupe Vega Gordillo, en la audiencia del 3 de octubre, la representante del Ministerio Público leyó los cargos contra Josué Rodríguez. Explicó cómo las víctimas salieron envueltas en fuego del departamento ubicado en la colonia Mariano Matamoros, pero no pudieron recibir auxilio. Josué Rodríguez tomó a Ana Karen del brazo y cargó a Jared para llevarlos dentro del departamento y encerrarlos con llave para después huir. Esa noche, vecinos y locatarios cercanos acudieron al rescate, al igual que unidades del Departamento de Bomberos.
Tras obtener una orden de aprehensión en su contra, la Procuraduría boletinó al responsable y pidió apoyo a la ciudadanía para dar con él, pero el hombre había huido. Agentes municipales lo ubicaban como un cliente frecuente en puntos de droga de la colonia Mariano Matamoros.
Durante la audiencia de formulación de imputación, Josué Rodríguez aceptó rendir su declaración ante la jueza, pero tras un diálogo privado de cinco minutos con su defensor público, desistió y se reservó el derecho.
El abogado le explicó que hablar en la etapa inicial del proceso sería básicamente auto incriminarse, por lo que le recomendó no hacerlo.
La siguiente etapa del proceso es la vinculación, en la que el Ministerio Público aporta los elementos suficientes para comprobar ante la jueza que Josué pudo haber sido responsable de cometer el delito. Esta audiencia se fijó para el viernes 6 de octubre.
Mientras tanto, a Josué se le mantuvo en prisión preventiva, ya que al tratarse de homicidio calificado, ésta es una medida cautelar que se impone de manera oficiosa.
Al revisar los casos recientes de menores asesinados por sus padrastros, la oficial Oliva Vidal Plata recuera la recomendación que le da a mujeres víctimas de violencia: “No quiero que seas parte de la estadística”.
La jefa de la Unidad Operativa contra la Violencia Familiar y Maltrato Infantil cree que la denuncia y las redes de apoyo entre mujeres pueden ser la diferencia para evitar más casos como el de Ana Karen, Jared y Eitan.
“No hay que criticar ni juzgar a estas mujeres, porque no sabemos si están amenazadas para no denunciar o si simplemente prefieren tener una pareja sentimental porque no conocen otra forma de vida”, señala.
“Deben buscar redes de apoyo, acudir con sus vecinas, amigas, comadres o familiares, porque si existe la duda de que sus hijos o hijas corren peligro con su padrastro o padre biológico, no pueden permitir que sigan expuestos a ello”.
Para reportar casos de violencia familiar, maltrato o abuso sexual infantil, los teléfonos de emergencia son los siguientes: 911 o 680-3187.
