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jueves, febrero 15, 2024
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Entre narcos y videos

Américo Delgado de la Peña es un excelente abogado. Nació en 1925. Recibió la medalla “Ignacio Burgoa Orihuela” en 1997. Dos años después, presidió esa notable Academia de Ciencias Penales de Nuevo León. Hace tres le nombraron Consejero Consultivo de la Facultad de Derecho y Criminología en la Universidad de Nuevo León. Asociado a los colegios de abogados del Estado y Monterrey. Tiene maestría en Ciencias Penales. Durante 20 años impartió la cátedra Amparo y Derecho Penal en la Universidad Autónoma de Nuevo León.

No lo conozco personalmente, pero sí hemos hablado por teléfono varias ocasiones. Tengo referencias excelentes, no es como muchos abogados amantes de litigar a punta de “periodicazos”. Cero protagonismo, ausente de alborotos tan comunes entre postulantes y juzgados. Por eso no es muy recordado su exitoso papel ante el caso popularmente conocido como “Los Cachirules”, aquel de futbolistas y sus límites de edad para participar en competencias internacionales. Eso le valió tratar asuntos legales del balompié mexicano. Primera División.


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No publicitadas pero sí sabidas sus habilidades, abandonó Monterrey. Se mudó a Toluca. Ahí están algunos de los juzgados de distrito más importantes del país. Atienden, en su mayoría, procesos a prisioneros en La Palma. Litigando en tal terreno, estableció una marca hasta hoy no igualada. Ganó 16 procesos al Gobierno de Estados Unidos y Secretaría de Relaciones Exteriores. Por eso no procedieron solicitudes para extraditar a otros tantos reos. Entre los más notables, Miguel Ángel Caro Quintero y el afamado “Rey de las Anfetaminas”, Jesús Amezcua Delgado.

Por eso, Américo Delgado de la Peña es el abogado de Benjamín y Francisco Rafael Arellano Félix. También defensor de Manuel Martínez González, alias “La Mojarra”, hermano del renombrado “narco-júnior” Fabián, conocido como “El Tiburón”. Pero no solamente Don Américo se dedica al patrocinio legal de acusados por narcotráfico. Diríase acertadamente: Le sobran clientes.

Pocas veces sucedió: El martes 2 de este marzo, Don Américo recibió una noticia buena y otra mala. La primera: Logró desvanecer cargos por delincuencia organizada contra “La Mojarra”. Ganó el juicio de amparo. Fue un gran avance, aunque el joven tijuanense sigue bajo proceso por lavado de dinero, narcotráfico y portación de arma de fuego. Fue detenido por el Ejército Mexicano en 2002. Nueve de marzo. Minutos enseguida, sucedió la captura de Benjamín Arellano. El Primer Tribunal Unitario en Toluca falló originalmente contra “La Mojarra”, pero el señor Delgado solicitó amparo al siguiente noviembre de ese año. Y lo ganó.


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La mala noticia para el abogado, fue con Francisco Rafael Arellano Félix. Debería salir libre el sábado 6 de marzo, pero el Gobierno norteamericano solicitó al nuestro su extradición. Por eso ordenó detención provisional el Juez Quinto de Distrito en Toluca, Licenciado Andrés Pérez Lozano. Con tal acuerdo, Francisco Rafael no podrá dejar “La Palma”. Naturalmente, el señor Delgado ya solicitó amparo. Me aseguró por teléfono: Legalmente, no pueden llevárselo. Los delitos por los que reclama Estados Unidos fueron cometidos entre 1980 y 1986. Ya no tiene validez para ser juzgado.

Estoy seguro de que Don Américo dará la gran batalla legal, pero me imagino. Para infortunio de Francisco Rafael, el momento político internacional no le favorece. No permitir la extradición podría zarandear el trato migratorio. O hasta la plática de esta semana entre los presidentes Fox y Bush.

Y por casualidad: El mismo martes 2, decretaron formal prisión y encarcelamiento en el D.F. a Francisco Javier Camacho, ligado a Francisco Javier Arellano Félix, “El Tigrillo”. Así lo consideró la Procuraduría de Justicia de Baja California. Fue detenido en Tijuana, casi inmediatamente después de ejecutado el ex Subprocurador estatal Rodolfo Delgado Neri. Extraoficialmente, debió ser enlace del otrora funcionario y CAF. Apodado “El Chayanne”, ahora Camacho hace compañía en el Reclusorio Oriente a “El Bat”; Alberto Márquez, pistolero confeso de los Arellano Félix.

Toda esta serie de fallos en los tribunales, hubieran sido ingredientes para una gran noticia de primera plana, pero los diarios apenas si mencionaron tal solicitud norteamericana de extradición. Algunos discretamente en portada, mayormente en páginas interiores. Muchos ni siquiera mencionaron a “La Mojarra”, menos a Francisco Javier Camacho.

Esto es dramático: La corrupción en la política ganó los espacios al narcotráfico. Antes, todo lo relacionado con mafias era excelente noticia, pero políticos chapuceros y videograbados superaron a los capos. Recuerdo un video. Lo transmitió la televisión estadounidense y lo reproducimos en ZETA: Benjamín Arellano en una fiesta con el entonces Alcalde electo panista de Tijuana, Don Carlos Montejo Favela. Este señor dijo no saber de quién se trataba. Nadie se la creyó. Todo mundo conocía por foto al mafioso. El efecto fue demoledor.

Vi otro cuando perseguían a Benjamín Arellano y partes no publicadas sobre su captura. O la detención del renombrado secuestrador “Mochaorejas”. Hasta Miguel Nazar Haro saliendo de su casa para ser aprehendido enseguida.

El captado cuando Mario Aburto disparó a Colosio, fue impresionante y harto reproducido. Desde hace 10 años de tal crimen, no hubo un video de la vida pública tan estremecedor como los recientes. Me sorprendió el candor del Senador Licenciado Jorge Emilio González Martínez (PVEM). No negociando, transando un soborno. Con más desparpajo que si estuviera escuchando cierta iniciativa para legislar. La exhibición salpicó de mugre las pantallas de televisión. Dudosas propiedades. Aventuradas referencias políticas. Malabareo en el manejo de dineros públicos al partido.

La desfachatez de René Bejarano, PRD, asquea. El video lo captó recibiendo, ilegalmente, miles de dólares. Para la campaña política, dijo. Nunca llegó ni medio centavo a tal destino, según testimonios. Esa avaricia de retacar un portafolio y a falta de espacio para los billetes, embolsárselos. Como piratas en las películas cuando descubrían un tesoro o ladrones bancarios en bóvedas de seguridad. Loquitos por el dinero, no hallan cómo llevarse los billetes. Hasta en los calzones.

Recuerdo a Rafael Caro Quintero y Joaquín “El Chapo” Guzmán. Cuando los detuvieron, dijeron ser agricultores, pero nada más fueron encarcelados y acusados formalmente, debieron defenderse por narcotráfico y no cría de reses. Nunca lo negaron. Ni dijeron “me chamaquearon”. Tampoco declararon estar en el sucio negocio para financiar clínicas donde rehabilitan drogadictos. Nunca se dijeron víctimas de una maniobra política, por eso son claros los procesos que patrocina Don Américo Delgado de la Peña. No hay otros motivos, solamente delitos federales relacionados con el narcotráfico y nunca con la política.

Escuché en los telediarios tanto a “El Niño Verde” como al perredista Bejarano. Partidarios de uno y otro, ellos mismos dicen: Es maniobra del Gobierno foxista. El Senador le echó la culpa al Secretario de Gobernación. Andrés Manuel López Obrador a Salinas de Gortari.

Pero no hay pruebas. Ni un centímetro de película. Varios perredistas calificaron los videos como una zancadilla para que no llegue el Jefe del Gobierno defeño a la candidatura presidencial. Y que hasta lo pueden matar. Eso pronosticó su Secretario de Seguridad, Marcelo Ebrard.

Pueden decir Misa. Los videos no mienten, están clarísimos. Son hechos. Lo demás, suposiciones. Por eso el apostador empedernido y Secretario de Finanzas del D.F. huyó. No esperó para explicar por qué gastaba tanto dinero en Las Vegas. Solito se echó de cabeza. Igual “El Niño Verde” y Bejarano, obligados moralmente a solicitar licencia para separarse de la talacha legislativa. Eso fue lo de menos.

Es curioso cómo a narcotraficantes famosos no los han capturado con las manos en la masa. Ni hay videos donde estén transando droga o retacándose los bolsillos de dólares. Naturalmente que se defienden por vía legal, pero no andan repartiendo culpas por imaginación ni dándose golpes de pecho políticos. Hay militares en prisión por acusaciones de mezclarse con la mafia. No existen videos de reunirse con capos. “El Mochaorejas” reconoció sus culpas. También el grosero Caletri. Todos están bajo proceso y encarcelados.

En cambio, los políticos se dan por ofendidos. Que son víctimas. “Me chamaquearon”. Las pruebas de sobornos y robo están documentadas. Desgraciadamente, no les encarcelan. Sucede algo curioso: Cuando capturan a un narcotraficante, hay asombro, pero los videos asquean. Repugna escuchar que son maniobras contra aspirantes a candidaturas. Si de veras la ley se impone en este país, con tales señores necesitarían la experiencia de Américo Delgado de la Peña para defenderlos.

Por lo pronto y para la prensa, ya son más importantes que los narcotraficantes.

 

Escrito tomado de la colección “Conversaciones Privadas” y publicado el 6 de mayo de 2011; propiedad de Jesús Blancornelas.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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