A sus 76 primaveras, Francisco Alcibíades García Lizardi sigue viviendo, como lo ha hecho en sus últimos años, del Partido Movimiento Ciudadano (antes Convergencia). Es el dueño de la franquicia que creó y mantiene Dante Delgado, el ex gobernador de Veracruz, encarcelado en los noventas y que al igual que García Lizardi, pasa de cachucha a cachucha.
Según el currículo del actual dirigente de Movimiento Ciudadano, ha sido funcionario de gobierno desde la década de 1970, en la era jurásica del PRI; y desde 1999, como fundador del partido naranja, en Baja California lo maneja como su empresa personal.
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En este Estado, Alcibíades y sus pocos discípulos se han repartido el podercito que les deja la política. Él fue senador en 2012, para luego chapulinearse como diputado local, después como candidato a la alcaldía de Mexicali. Lo mismo ha hecho Job Montoya, su ex chofer, convertido primero en regidor y actualmente en diputado.
El partido “ciudadano”, en Baja California, se vendió como la “oposición” del gobierno estatal hasta que Dante Delgado, en este proceso electoral, les tronó los dedos en su alianza con el PAN. Desde entonces son simples entregados a todo lo que el gobierno blanquiazul les dicte hacer. La ideología del MC dura hasta que el hambre llama.
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