Faltaban 48 días para que concluyera su mandato. Javier Duarte, el gobernador con licencia de Veracruz, no logró lo que sus correligionarios César Duarte y Roberto Borge, por su parte, consiguieron: salvarse de la renuncia, como gobernadores de Chihuahua y Quintana Roo, pese a los fuertes señalamientos existían en su contra (por malversación de fondos, corrupción, incapacidad de retener oleadas de asesinatos y criminalidad), acusaciones que aun después del cierre formal de sus administraciones, existen aún.
Después de que los tres priistas, fueran objeto de presión política, toda vez que se les atribuyó a sus “malos gobiernos” la derrota del Revolucionario Institucional en las elecciones del 5 de junio, Javier Duarte se quedó solo en el “banquillo de los acusados”. El chihuahuense entregó su administración a inicios de este mes; el de Quintana Roo, a finales de septiembre. En tanto que, Duarte de Ochoa, como mandatario estatal, tuvo que soportar todavía la expulsión a la que el tricolor lo sometió, el 26 de septiembre, negándole sus derechos partidistas por “actos de corrupción”, así como la postura de intolerancia que el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa adoptó tras la escisión, al declararse dispuesto a colaborar con el MP en investigaciones contra Duarte por denuncias acumuladas durante su gobierno.
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En ese clima de adversidad, Javier Duarte se mantuvo en el poder, hasta que, a un día de haberse reunido con el secretario de Gobernación, Miguel Osorio, finalmente, este miércoles 12 de octubre, solicitó licencia al Congreso de Veracruz para separarse del cargo y así permitir que las averiguaciones en su contra (a las que tiene derecho a hacer frente) procedan sin que él tuviera que desatender las tareas administrativas; determinación con la que, según expuso, no da por válidas las acusaciones en cuestión. A propósito, el priista justificó: “…las circunstancias derivadas de imputaciones falsas y con fines electorales presentadas hace unos meses, hacen necesario…dedicar tiempo y atención a limpiar…mi nombre”.
Duarte Ochoa enfrenta 32 denuncias en la PGR por contratos con “empresas fantasmas” proveedoras de apoyos que presuntamente no se repartieron; además de recursos por “enriquecimiento ilícito y peculado”, interpuestos por el gobernador electo Miguel Yunes; observaciones del Orfis referentes a desvío de recursos, por mil millones de pesos aprox. Todo ello además de que durante su desempeño como gobernador, Veracruz sumó la mayor cantidad de periodistas muertos en el país por estado: al menos, 19; y se colocó en tercer lugar como entidad federativa más endeudada.
En relevo de Duarte, como gobernador interino, rindió protesta quien fuera secretario de gobierno, Flavino Ríos Alvarado.
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