Los mexicanos hemos sido obligados a radicar en una burbuja aterrorizada de violencia. Sin embargo, nosotros la alimentamos a través de las diferentes manifestaciones culturales en las que se expone y manifiesta el narcotráfico: cine, música, literatura, etc.
Si bien han sido los inmigrantes chinos los primeros en sentar los pilares del comercio de la droga en México, a partir de los años treinta las bandas criminales mexicanas comenzaron a tener un rol fundamental en dicha nueva actividad económica, aprovechándose de la ley seca impuesta por Estados Unidos y de sus relaciones con las autoridades locales.
A través de una introspección a la recreación de voces contestatarias de México y ante las narrativas juveniles expuestas en distintos contextos socioculturales, el investigador José Manuel Valenzuela Arce concibe “Voces divergentes.