Como sociedad necesitamos del progreso y la justicia social, sin que las diferencias entre las personas sean un factor de riesgo para la exclusión, la discriminación o la desventaja, social, laboral o educativa, sino más bien, una oportunidad en la diversidad.
El 21 de diciembre de 2020, la Asamblea General de la Naciones Unidas (ONU) mediante la resolución 75/200 proclamó el 4 de febrero como el “Día Internacional de la Fraternidad Humana”, tomando como antecedentes la resolución 36/55 del 25 de noviembre de 1981, en la que se proclamó la Declaración sobre la Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Convicciones; y la resolución 72/130 del 8 de diciembre de 2017, en la que declaró el 16 de mayo Día Internacional de la Convivencia en Paz.
Las primeras publicaciones periódicas comienzan a surgir en el año 1440 con la invención de la imprenta; la primera publicación impresa similar a las que hoy conocemos apareció en 1529 en Viena.
Tutu comenzó a ser reconocido en los 80’s por su lucha contra el Apartheid -conjunto de leyes o prácticas que establecen un sistema desigual que discrimina y segrega a la población afrodescendiente-, impulsó el movimiento para poner fin a la política de segregación racial y discriminación impuesta por el gobierno -descendientes de los colonos europeos-, que querían mantener sus privilegios frente a la población autóctona.
En México y ejemplarmente en Baja California, la paridad de género ha revolucionado en gran parte la política; no solo ha cambiado los rostros “públicos”, sino también las formas de interactuar en los procesos de ejercicio de democracia. Sin embargo nos falta mucho para la democracia paritaria.
Este 1 de noviembre comenzó el periodo constitucional de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, comprendido del 2021 al 2027, convirtiéndose en la primera mujer en presidir el Poder Ejecutivo local; cargo que desempeñará, además, estando embarazada y ejerciendo la maternidad. Hito en la historia de nuestro Estado, que forma de la reivindicación de la igualdad entre mujeres y hombres que rompe con el conservadurismo histórico de Baja California, el cual excluyó históricamente a las mujeres.
He conocido decenas de historias similares a lo largo de mi camino en la causa de buscar la justicia, la paz, la inclusión y la vida con dignidad, pero esta historia sí llegó a la justicia, hasta la justicia internacional.
Desde el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, el sistema regional y universal, respectivamente, en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, se establece que la violencia contra las mujeres es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombre; por tanto, constituye una violación a los derechos humanos y una ofensa a la dignidad humana.
“No podemos aceptar que la migración sea una palabra maldita”, dijo don Porfirio Muñoz Ledo, diputado federal al que conocí cuando contendió por la Presidencia de la República Mexicana en 2000 como candidato del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, hoy inexistente, en aquellos tiempos en los que fui estudiante de derecho electoral en la […]