Los comentaristas discuten, a menos de cuatro meses que le restan al sexenio, sobre la realidad de una base calificada a favor de Morena y aliados, calculando equilibrios en la inversión de los grandes capitalistas (mercados), evitando espantarlos a donde expriman la fuerza de trabajo y los recursos de producción.
Existe un brutal desequilibrio de comunicación social fundamentalmente privado. Las televisoras con mayor audiencia están en manos de pocas familias, con un gran poder que les permite distraer, entretener y manipular, de manera que idiotiza a la franja de la sociedad mexicana ingenua por la ignorancia y pobreza ancestral.
Evocando a Gabriel García Márquez, Manuel Buendía, Julio Scherer. Don Jesús Blancornelas: vigilado, despojado, perseguido, revelaba que le quitaron y perdió todo, pero nunca la FE con mayúsculas, ni la fe con minúsculas.
20 años de fructífera trayectoria periodística truncados por las “circunstancias actuales”. O sea, estos “tiempos estelares” de la sedicente 4T, o, simplemente, “transformación”.
No es titular de noticia cuando lo ejerce el Estado Israelí o demás poderosos que aplastan a pueblos sin defensa. La misma invasión de Israel es la de Rusia a Ucrania, y no tiene los reflectores de la prensa internacional. Una doble moral (hipócrita) de las agencias, cadenas y medios de información.
De acuerdo a Causa en Común, de cada 100 delitos denunciados, sólo el 14% llega a una sentencia. Esta baja efectividad motiva a la sociedad a la denuncia pública
A los periodistas de Latinoamérica los poderes fácticos los amenazan o van contra su familia, si bien les va cuando deciden, torturan o los desaparecen.
Don Manuel Talamás Camandari fue un talentoso sacerdote y obispo de Ciudad Juárez, Chihuahua, cuyos padres eran originarios de Belén, Palestina, la tierra de Nuestro Señor Jesucristo.
En general los medios de comunicación han perdido la ética periodística, que se sustenta en la objetividad, con reflexiones legítimas, con fundamento en escrúpulos de profesionales de la comunicación, con investigación de campo, que construye la credibilidad ante el público, la clase política de todos los colores, y la propia conciencia.