Hace apenas seis meses, Guadalupe Mora Quiñónez recibió a ZETA en el segundo piso de la Casa Municipal de Mexicali, para hablar de lo que sería su naciente administración
El gobernador Jaime Bonilla Valdez se encuentra ya en el ocaso de su gobierno. Su frenético declive se dio a partir del 11 de mayo de 2020, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio palo a su intentona de perpetrarse en el poder por tres años más por los que fue electo. A partir de ese momento, el mandatario se desbocó.
El colapso de la toma de agua en la planta desalinizadora, fallas en el flujo inverso y fugas en el Acueducto Morelos han provocado, de nueva cuenta, una situación crítica en el abastecimiento de agua en diversas zonas de la ciudad, sobre todo partes altas, con un déficit de 295 litros por segundo.
Para la futura gobernadora de Baja California, además de la primera mujer en ganar la titularidad del Poder Ejecutivo en el Estado, Marina del Pilar Ávila Olmeda, lo importante en el corto plazo es acabar con el rezago en materia de obra pública. San Quintín, dice, no puede estar seis años más sin agua.
La sobreexplotación de arena y del acuífero de Ojos Negros representa un riesgo para las actividades productivas y genera una afectación ambiental en su valle, situación documentada y expuesta por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y denunciada por representantes de cuatro ejidos enclavados en esa zona.