En cambio, del éxito de su gobierno no podemos hablar, pues la estrategia de seguridad definitivamente no ha funcionado. Cada víctima del crimen, organizado o no, debería ser motivo suficiente para dar un giro de 180 grados al timón. Pero no. Eso no es popular.
Si alguien compara la médula del programa político de la candidata del partido Morena, Claudia Sheinbaum y el programa de la panista Xóchitl Gálvez, se dará cuenta que no existe diferencia alguna. Son, uno y otro, como dos gotas de agua. Entreguistas y vendepatrias.
En la primera conferencia matutina del año, AMLO reitera su intención de llevar a cabo la reforma al Poder Judicial. Jueces y magistrados “fueron los que legitimaron el saqueo”, acusa.
Este país está sufriendo las agresiones verbales de un Presidente que trae la brújula dañada, como su enfermo corazón, que propicia agredir a todos los grupos sociales de la vida nacional.
La putrefacción de la Fiscalía General de la República y el Poder Judicial es causa de la violencia, blindan a narcotraficantes con máscara de policías y jueces sobornables por la delincuencia de altos vuelos. Esto no ha cambiado nunca.
El magnate alardea de ser “muy mexicano” y oriundo de la colonia proletaria, Libertad, de Tijuana. ¿Entonces por qué nadie lo conoce en dicha colonia? ¿Dónde está su casa?, ¿su familia? Además, preguntamos: ¿a qué escuelas acudió?
Mi primer encuentro con la política derivó de aquel fatídico atentado en Lomas Taurinas. Para las nuevas generaciones, que no están familiarizadas con tal suceso, les comparto brevemente que el 23 de marzo de 1994 asesinaron al candidato con más probabilidades de convertirse en presidente de México: Luis Donaldo Colosio.
Los políticos siguen usado al neoliberalismo para enriquecimiento personal, critica la autora de “Los hijos del Neoliberalismo, la historia contemporánea de nuestro México saqueado”