De Trez en Trez
Uno.- Dejé pasar la fecha considerada como la fundación de Tijuana sin comentarlo, y lo hice a propósito, ya que no atinaba cómo expresar mis sentimientos encontrados al respecto.
Un año más, un aniversario que hace tiempo los que gobiernan toman como pretexto para hacer una “fiesta” sin tener algo realmente importante que celebrar, y para ello cierran calles en plena Zona del Río Tijuana, y traen a la banda o al artista de moda con entrada “gratuita”, aunque la circulación vehicular se complique aún más.
Salvo el paso del tiempo, que no podemos detener, y este nos confirma que no obstante los años transcurridos, Tijuana, mi ciudad, sigue padeciendo de malos gobiernos, de funcionarios corruptos, ineptos y arribistas que ven sólo por sus intereses y se sirven de la ciudad y de sus habitantes; lo mismo han hecho tricolores, azules y ahora guindas.
Hace más de 15 años escribí en este espacio un comentario titulado “La Tijuana que se nos va”, en el que mencionaba las diferencias entre la Tijuana de antes y la de los tiempos que corren; poco ha cambiado la situación y no es por sus habitantes, hemos ido de uno a otro lado del espectro político y nada.
Larga sería la lista de los problemas que los gobernantes no han podido, no han querido o no los han dejado solucionar, destacando entre ellos la planeación, el orden, servicios públicos y la (in)seguridad pública, por citar solo unos cuantos.
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Doz.- Pero -¡qué caray!- mi ciudad es la puerta de entrada a Baja California y a México, reconocida por sus atractivos naturales, playas, desiertos, balnearios, región vitivinícola, gastronomía, hospitalidad y generosidad de sus residentes, con historia musical y muchos personajes destacados.
Por ello, a pesar de todo y de todos, bien vale la pena reconocer la valía de Mi Ciudad.
Hablar de Tijuana es reconocer la resiliencia de quienes la fundaron pese a la distancia que la separa del centro del país y las dificultades que ello implica, así como la de quienes han llegado buscando una vida mejor, respetando las leyes (que sí los hay) y aprendiendo a valorar y a querer a la tierra que los acoge.
Ya lo hemos comentado antes: Tijuana no es una ciudad bonita, bien planeada, con áreas verdes, y excelentes servicios públicos; al contrario, se encuentra estancada en una problemática social que lastima a todos, en manos de la delincuencia y de la ineptitud y/o complicidad de las autoridades (in) competentes. En efecto es una de las ciudades más violentas en el país y a nivel internacional una de las más peligrosas, aunque los “otros datos” oficiales intenten engañarnos.
Trez.- Así, pues, a pesar de lo antes expresado y de muchas otras circunstancias, aunque con un poco de retraso (14 días), van la felicitación y el reconocimiento sólo a los que han hecho algo en beneficio de la ciudad, a los que la quieren, respetan y la defienden.
A los que la critican y en “su tierra todo es mejor”, pero aquí siguen, la atenta invitación para que se regresen; como dice mi sabia y casi centenaria abuela: “Ya llevarían tres días de camino y el rastro borrado; ¡andando y meando pa’ no hacer hoyo!”.
P.D.- Justicia selectiva es lo que hace Morena en los casos de presunta comisión de delitos por algunos de sus miembros, o lo que es lo mismo: “hágase la Ley en los bueyes de mi compadre”.
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana.
Correo: [email protected]
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