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viernes, noviembre 22, 2024
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El que decía que ya no podía

Accidentalmente tocó un cable que lo electrocutó, catapultándolo al vacío, desde un alto edificio. Milagrosamente sobrevivió, pero no ileso.

La electricidad le entró por las manos, provocándole daños irremediables, que se tradujeron en amputaciones de ambas extremidades. La caída lo lesionó gravemente.

Después de la tragedia, le sobrevino una terrible depresión y consecuencias personales, quedándose solo.

Él decía que ya no podía más.

Pero no estaba hecho para terminar así, sino para convertirse en un ejemplo.

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Y se decidió a serlo. No con el propósito de dar lecciones, sino para salir adelante.

Y así, impresionantemente, se le puede ver en https://www.facebook.com/profile.php?id=100092322155207&mibextid=LQQJ4d o en persona, logrando lo aparentemente imposible: Sin manos, impulsa con muñones las ruedas de una silla, participando en carreras de largo kilometraje, o bien buceando. Además, maneja, cocina, trabaja y hace todo en el hogar o donde sea.

El pasado domingo 5 de mayo, acudí a la convocatoria de mis queridos consocios Mutualistas, quienes organizaron su famosa carrera atlética, y como lo he venido haciendo en años recientes, al participar en competencias atlético-pedestres, me coloco en la parte final del grupo de participantes.

Habiendo recorrido casi dos kilómetros y faltando más de ocho por transitar, vi a Pedro realizando su titánico esfuerzo, a pesar de su condición, batallando con las irregularidades de las calles, siendo apoyado eventualmente por la corredora Hortensia de Jesús, quien lucía ya el cansancio por el doble esfuerzo, por lo que, con la mayor prudencia posible, ofrecí relevarla en el acompañamiento al increíble Pedro.

A lo largo del recorrido, pude platicar con el ejemplar atleta, a quien -como corresponde- al llegar a la meta lo recompensaron con cascadas de aplausos.

A pesar de lo grato que para Pedro haya resultado ese reconocimiento, requiere más que eso, puesto que le espera la implantación de una prótesis en la pelvis y necesita protecciones especiales para sus brazos, así como costosas plantillas y sobre todo una silla de ruedas apropiada, ya que la que utiliza, hechiza, no le funciona bien.

A través de su página de Facebook hay una opción para ayudarlo. No son suficientes los aplausos.

Cuando estábamos por llegar a la meta, Pedro me agradeció la ayuda, lo que aprecié, pero le dije que más que haberlo ayudado yo a él, él me ayudó a mí, al haberme dado la oportunidad de servir y por el extraordinario ejemplo que me brindó.

Me hizo reflexionar en que si él no pone ningún pero para hacer todo lo que hace, cuando tengamos flojera o desgano para hacer ejercicio o trabajar, lo que debemos preguntarnos es “¿Y ese es tu pretexto?”.

La experiencia no se me olvidará fácilmente (ni el dolor de cadera y muslos por el esfuerzo, pero esa es otra historia).

Todo es cuestión de seguir el ejemplo de el que decía que ya no podía.

Alberto Sandoval ha sido profesor, servidor público, consultor, conferencista, deportista y activista ciudadano.

Correo: AlbertoSandoval.AlianzaCivil@gmail.com Internet:  http://about.me/sandovalalberto/

Facebook: Alberto Sandoval. Twitter: @AlSandoval

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Alberto Sandoval
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