Diariamente las familias mexicanas dedicamos tiempo para hablar de la inseguridad que campea en nuestra patria. Las autoridades dicen que todo está bien, pues la delincuencia está siendo abatida.
El caso Tijuana, en donde los aspirantes del grupo Morena a la alcaldía están gastando miles -¿o millones?- de pesos en carteleras y monumentales anuncios para convencernos que “son los mejores” porque lo han hecho muy bien como alcaldesa (una) y como boxeador (el otro). Cuidado con los incautos que se lo crean. La verdad es que nuestra ciudad es un enorme reto para quien la gobierne. Exige capacidad, inteligencia y conocimientos de la problemática de una ciudad fronteriza tan compleja, que ocupa el sexto lugar entre las más violentas del mundo.
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Hace algunos años, se trabajó junto con el Comité Ciudadano de Seguridad Pública de Tijuana, un programa semejante al Policía de Barrio, otros lo conocían como Comunitario o de Proximidad. Era algo parecido a lo que en aquella época funcionaba en San Diego, CA.
Aquí se empezó bajo dos premisas: con la colaboración institucional de diversos sectores: Canaco en primer lugar, grupos organizados de la sociedad civil y miembros de la II Zona Militar. El segundo aspecto no menos importante fue el análisis previo de los problemas comunitarios de las distintas zonas o barrios. En poco tiempo ya estaban involucrados residentes de esas zonas, en distintos comités.
En las puntuales reuniones de trabajo había representantes de todos los sectores, incluyendo como principales autoridades, el secretario de Seguridad Pública y el regidor titular de la Comisión de Seguridad. También estaban representantes de la academia, el voluntariado y por lo menos dos clubes sociales y de servicio. Los escépticos dirán “pero hace 20 años”. Sí, en ese tiempo se decidió unir esfuerzos, inteligencias y amor por nuestra ciudad.
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¿Cómo perdimos esa sinergia construida? Seguramente por la política. De pronto lo que era la natural diferencia de partidos, se fue transformando en sentimientos irreconciliables. Como en esta época que las propias autoridades buscan separarnos en grupos de buenos y malos. Cuando todos deberíamos estar preocupados en unir fuerzas y acabar con el enemigo común: la delincuencia.
Nota 1. Los policías municipales deben recibir capacitación, seguridad de su trabajo, sueldos adecuados y un buen programa de trabajo. Su cercanía con los vecinos, ayudaría mucho a los buenos resultados.
Nota 2. Las autoridades municipales deben buscar la forma de trabajar unidos con sus gobernados. Hoy desconfían de ellos y están despreciando su capacidad y experiencia, por orden presidencial.
Nota 3. Cumplir estrictamente conleyes y reglamentos es un deber y tendríamos mejor ambiente para la convivencia. Los funcionarios públicos no son exquisitos que puedan caminar sobre esos documentos rectores.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana. Correo electrónico: redsocialtijuana@hotmail.comwww.lagacetaredsocial.org
