“Engels, con la mayor precisión, llama al sufragio universal arma de dominación de la burguesía”.
V. I. Lenin. El Estado y la Revolución. (1917).
Para los obreros que han adquirido la conciencia de su situación de clase, de esclavos asalariados, está claro como la luz meridiana que las votaciones son un mero circo de despreciables polichinelas.
No puede haber votaciones libres bajo la democracia burguesa, es decir, bajo la dictadura del gran capital. En un país militarizado. Por añadidura.
Las grandilocuentes promesas, los debates, las “encuestas”, los dimes y diretes entre candidatos de los diferentes partidos, etcétera, no son más que el herramental sine qua non para inducir al obrero alejado de la política socialista revolucionaria, a elegir inconscientemente, con los ojos tapados, a uno u otro verdugo. Verdugo que continuará con la desalmada tarea de mantener a los esclavos asalariados uncidos al yugo.
Al no existir un genuino partido comunista que eduque, organice, anime y haga consciente de su tarea histórica al proletariado, éste será empujado por la masiva propaganda burguesa goebbeliana a votar “por el menos malo”.
Como si pudiera haber diferencia alguna entre un escorpión y una serpiente.
Que sea un partido o candidato de derecha o de “izquierda” el que resulte “triunfador”, o sea, ser el relevo o el reelegido escogido por los inversionistas extranjeros, para nada cambia la cosa. Todos cumplirán la tarea de fortalecer al absolutismo. Al imperialismo norteamericano. Sobre todo.
Durante el repugnante show electorero la masa informe, es llevada como reses al matadero.
¿Habrá hombre honrado que mire alguna diferencia medular entre el partido Morena, PAN, PRI, PRD, MC, etcétera? ¿No han sido todos ellos feroces cancerberos del imperialismo? Tangibles han sido los crímenes de todos estos títeres de los explotadores.
¿Quién será el ganador? Para el obrero comunista no existe la menor duda: Claudia Sheinbaum se alzará con el “triunfo”. Ella será la próxima domadora seleccionada por los gerifaltes imperialistas para que mantenga maniatado al tigre popular. Tal y como lo ha hecho su mentor, López Obrador.
La panista Xóchitl Gálvez sólo fungirá como palera, como un diligente patiño.
Sin embargo, el verdadero vencedor, sin ser parte del decadente show electorero, será el abstencionismo. Como siempre.
El pueblo de forma espontánea mandará mucho al diablo la farsa de la burguesía. Sin duda alguna.
Atentamente,
Javier Antuna.
Correo: gloriaproletaria@gmail.com