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lunes, abril 22, 2024
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¿Qué tan nuestros son los Águilas de Mexicali?

Estado invertirá 100 millones de pesos en el estadio del equipo de beisbol y cada mes eroga el costo de energía eléctrica. La concesión, que se renueva cada 20 años, genera beneficios económicos para unos cuantos

El domingo 17 de diciembre, el ex futbolista Juan Román Riquelme fue electo -por voto popular de 47 mil simpatizantes del equipo- presidente del club Boca Juniors, superando a Andrés Ibarra, el cual era impulsado por el ex presidente Mauricio Macri, sobre todo por Javier Milei, recién juramentado Presidente de Argentina y quien arrasó en el balotaje.


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La votación fue directamente en las instalaciones de La Bombonera, estadio ubicado en el barrio de Boca en Buenos Aires.

Imaginen Ustedes, lectores, una sociedad tan politizada que somete a voto popular la definición del Presidente de un equipo de futbol, donde existe un proceso de análisis para que la comunidad se entere del proyecto que ofrecen sus candidatos.

Resulta interesante saber que, pese a su reciente ascenso, el Presidente de Argentina no tuvo el poder para influir en la votación de Riquelme, a quien discursivamente criticó de forma incesante e incluso se atrevió a acusarlo de socialista por su forma de definir su visión del balompié.


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Pero ustedes se preguntarán: ¿Qué tiene que ver esto con el club Águilas de Mexicali?

Mediante la manipulación histórica del regionalismo, la asociación civil manejada como empresa de nombre Águilas de Mexicali ha vivido del recurso público y generado ganancias privadas para unos pocos, sin brindar muchos resultados para la comunidad.

En 2023, el equipo cumplió 75 años de fundación, de los cuales los últimos 27 han sido bajo la tutela de Dio Alberto Murillo Rodgers, el hombre que afianzó su poderío durante las administraciones panistas, pero continúa endulzando los oídos de los gobernantes en turno.

Durante este tiempo, Murillo recibió la concesión del estadio construido por el Gobierno del Estado, propiedad del mismo, a cambio de prácticamente nada, pues sólo se le solicita un espacio para ver los juegos y boletos para ser regalados a la comunidad.

En la mañanera del martes 19 de diciembre, Marco Moreno Mexía, secretario de Hacienda de Baja California, comentó que el Estado invertirá 100 millones de pesos para remodelar el estadio propiedad del Poder Ejecutivo con el objetivo de albergar la Serie del Caribe 2025, pero también dio a conocer que el gobierno se encarga de cubrir el gasto mensual del servicio de energía eléctrica. Irónicamente, en la misma mañanera, Altagracia Tamayo, encargada de un albergue de migrantes, se comunicaba con medios de comunicación para asegurar que les habían suspendido el servicio de electricidad por impago.

¿Por qué analizar este tema? Dio Murillo ha hecho un negocio personal con el equipo Águilas de Mexicali durante casi 30 años, sin rendir cuentas y -al menos durante las administraciones panistas- recibiendo millonarios ingresos mensuales para realizar campamentos deportivos de los que se tiene poca certeza.

El análisis es que, en una sociedad politizada, el equipo de futbol más importante del continente ofrece la posibilidad a sus fieles seguidores de poder elegir -mediante voto popular- al próximo presidente del club, mostrando su proyecto y cualidades para ejecutarlo.

El estadio de Boca no es propiedad del Estado, pero sí se les concedió un préstamo a sus dueños -en los años 30- para que lo construyeran y operaran. Pese a ello, la directiva del equipo lo ha vuelto grande y poderoso a nivel internacional.

Mientras tanto, los juegos de Águilas de Mexicali lucen vacíos y ni siquiera se pueden sintonizar los partidos en televisión, debido a que la Liga Mexicana del Pacífico tiene los derechos restringidos para una empresa satelital. Eso no les importa a sus propietarios, porque siguen recibiendo subsidio gubernamental.

Sí el estadio, la energía eléctrica, el estacionamiento y el nombre de Mexicali benefician tanto a Murillo Rodgers, ¿por qué los mexicalenses no tienen derecho a elegir al encargado del equipo como lo hace Boca Juniors? ¿Por qué el manejo de un equipo de beisbol que se apropia del nombre de la ciudad y se beneficia del recurso público debe ser un negocio particular?

En México está muy normalizado el influyentísimo y el apoyo gubernamental, pero no la transparencia y rendición de resultados.

El equipo Águilas de Mexicali no es de los mexicalenses, pero le conviene decir que sí.

Autor(a)

Eduardo Villa
Eduardo Villa
Periodista desde 2011 y corresponsal en Mexicali del Semanario Zeta. Participante del Border Hub del International Center for Journalists y coautor del libro “Periodismo de Investigación en el ámbito local: transparencia, Acceso a la Información y Libertad de Expresión”
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