Las sustancias psicoactivas son numerosas, su composición es variable y sus efectos en las personas que las usan también son diversos; éstas actúan sobre el sistema nervioso generando alteraciones en las funciones que regulan pensamientos, emociones y el comportamiento. Existen múltiples usos: ya sea para la recreación, como el alcohol o el tabaco; para uso médico, como los tranquilizantes o analgésicos; o de uso general, como los solventes industriales. Comúnmente las sustancias psicoactivas más usadas son las anfetaminas, el cannabis, la cocaína, los inhalables y los opioides.
Así, hablamos de consumos problemáticos de estas sustancias, cuando afectan negativamente y en forma recurrente, aspectos de importantes del desarrollo personal, como las relaciones sociales, el desempeño en el trabajo o en la escuela, la salud o la estabilidad económica.
La estadística al respecto señala que:
*La Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, observó que en México aumentó un 218% el número de personas en tratamiento debido a consumo de metanfetaminas entre 2013 y 2020. Asimismo, es el único país en el mundo en el que el consumo de metanfetamina es la principal causa de tratamiento.
*Paralelamente, el Inegi advierte que entre la población de 12 a 65 años (56,877 personas entrevistadas), el consumo de cualquier droga fue de 2.9%, es decir, que aproximadamente 2.5 millones de personas consumieron cualquier sustancia psicoactiva; el 4.6% fueron hombres y 1.3% mujeres.
*El estudio Cuqueando la chiva […] indica que, de una muestra de 600 personas consumidoras de heroína, el 89.7% son hombres y el 10.2% mujeres; por nivel escolar, el 26.7% estudió hasta la primaria, el 42.5% la secundaria y solo el 3.7% la universidad.
El principal problema que enfrentan estas personas para el ejercicio de sus derechos, se debe a la estigmatización, como un proceso social y cultural en el que un grupo atribuye una etiqueta -generalmente negativa- a otro grupo distinto según las expectativas previas. Este proceso genera un universo de preconcepciones negativas -prejuicios y estereotipos- que vinculan el uso de las sustancias psicoactivas con la criminalidad, y asignan de manera automática y generalizada el carácter de delincuentes a quienes las consumen; así, el imaginario social discrimina a las personas que tienen un consumo problemático de sustancias psicoactivas como adictas y delincuentes.
Esto impacta desproporcionadamente en la negación de los derechos, por ejemplo: al trabajo, a la educación, a la libertad, la atención médica (incluida la dificultad de iniciar un tratamiento para recuperarse de las consecuencias del consumo problemática) o a una vivienda digna.
Por ello, a fin de que puedan alcanzar la igualdad sustantiva, reafirmando, en primer lugar, desde el enfoque de los derechos, que las personas que tienen un consumo problemático de sustancias psicoactivas son titulares de todos los derechos humanos, recae una obligación reforzada para abstenerse de llevar a cabo actos discriminatorios, así como la modificación de las leyes y las prácticas que incitan y permiten la discriminación.
Es importante que el consumo de las sustancias psicoactivas deje de verse desde el paradigma punitivo, para atenderse como un problema de salud pública y seguridad social desde el enfoque de derechos humanos.
Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión
Estatal de Derechos Humanos en Baja California.
Correo: melbaadriana@hotmail.com