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miércoles, diciembre 11, 2024
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Sonora, la película

“El Gran Desierto de Altar y El Pinacate es el lugar más hermoso del mundo”.

-Alejandro Springall, director cinematográfico de Sonora.

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Para los Tohono O’odam, de la cultura sandieguina (10 mil años antes de Cristo), la zona volcánica de El Pinacate es considerada el Centro del Universo. Hoy están el Parque Nacional El Pinacate y Gran Desierto de Altar, perteneciente a los municipios sonorenses de Puerto Peñasco, Sonoyta y San Luis Río Colorado.

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Proyectada desde 2018 en cientos de salas en el país, la cinta dirigida por Alejandro Springall (Cd. de México-Los Ángeles) es multitemática: La expulsión de los mexicanos de USA, por el gobierno de Hoover; la expulsión xenofóbica de China por los sonorenses; y la necesidad de llegar al territorio de Baja California Norte por el inhóspito desierto.

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La Ruta de los Caídos, novela histórica de Guillermo Munro Palacios (Puerto Peñasco, Sonora- San Diego, Ca.), fue como un tesoro que cayó en manos del cineasta. Compruébelo usted viendo la cinta de no más de 60 minutos, admirando el lenguaje cinematográfico; el séptimo arte remueve la memoria histórica no solo de los 1930’s. El Camino del Diablo  (otra Novela de Munro) es así llamado desde 1699, cuando el misionero Eusebio Kino, lo cruzó por consejo y ayuda de los Pápagos de San Marcelo del Sonoydag (Sonoyta), hacia la gran Nación Yuma.

La cinta no menciona –no hace falta- el tema de los misioneros. Pero en Favores Celestiales, el padre Kino describe cráteres como el de La Luna, cerca del Centro de Visitantes (Peñasco), y del rancho Pozo Nuevo.

Pasaron, según narra Manuel Cuén y la Dra. Karina Arguillez en entrevista con Guillermo Munro (Semanario Contraseña, 2018), veintinueve años para que Springall leyera La Ruta de los Caídos, y le comprara a Munro los derechos para transformar el lenguaje literario en la semántica y semiótica cinematográfica.

Ambos personajes (director y escritor) son muy sencillos; ubicarían algunos de los más de cuatrocientos cráteres en El Pinacate y en meses harían sin tramoyas –sí, con drones- lo que Hollywood tardaba años. No les perdonó el calor desértico de mayo. Los actores les reclamarían a Munro y a Springall, ¿pero qué se le va a hacer? Asimismo, un real y verdadero Viento Negro les impediría por dos días filmar. No tenían helicópteros para que imitaran el viento, así que el viento fue real, no ficticio.

Sonora, es fruto de muchísimas personas conocedoras del desierto. El público se cuestiona entonces: ¿Cómo le hacían los misioneros como Kino o el padre franciscano Garcés?

Los travesilleros 4×4, se identifican pronto con las locaciones de las grandes dunas, como la Reina que se mueve; los ecologistas contemplan las flores amarillas o lilas, que florecen uno o dos días nomás. Es el Desierto de Altar, con áreas como el Cerro Colorado, El Elegante, Tecolote, el Cerro de Morusa, las entradas del Río Colorado en el Columpio hacia El Golfo de Santa Clara…

Los mortales cruzamos permanentemente de Tijuana a Hermosillo vía terrestre, pero prácticamente (salvo la estación biológica de Sonoyta-Peñasco) nadie dice nada del Centro del Universo, redescubierto por Munro y puesto en escena por Alejandro Springall para compartirlo en la cinta Sonora. Traducida en varios idiomas, y con dos Premios Ariel de “Mejor guion adaptado” y a la “Mejor música original”, ahora se encuentra disponible en Netflix.

Un 10 para la dirección de Cultura Municipal de SLRC.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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