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jueves, noviembre 21, 2024
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México: corrupción, inseguridad y militarización (Cuarta y última parte)

Concluimos esta disertación de recomendar y hacer recapacitar a los políticos que las fuerzas armados o guardias son lo menos idóneo, y en cambio subir a la modernidad en nuestra mentalidad social y legal, y tener policías detectives ministeriales civiles en seguridad interna que nos saquen de estar dos siglos subdesarrollados, y que haya carreras de servicio civil (libres de dedazos corruptos), elevando a las burocracias y policías a servir en México.

Según Europol, los grupos de crimen pueden ser desde dos-tres sujetos hasta pandillas, grupos o mafias muy numerosas (organizadas con reglas propias y jerarquías, exigiendo obediencia ciega para perpetuarse, dispuestos a diversos grados de violencia e incluso brutalidad) para realizar pillerías, robos simples, asaltos u atracos mortíferos, vendiendo lo robado a través de casas de empeño o peristas (los que trafican lo ilegal), realizando extorsiones (“cobro de piso”), trata humana para prostitución o explotación laboral, trasiego, tráfico y venta de drogas  o armas. De pocas ideologías ni valores, su única motivación es la avaricia de extorsionar lucros económicos a como sea.

Todo historiador de crimen sabe que muchos hampones y criminales son sujetos que, por ambición desmedida y falta de escrúpulos, han salido, sido remisos o de plano traicionado a las fuerzas armadas o policiales, a las que deshonran al rebajarse  al crimen; peor al ser individuos ya entrenados en manejo de armamentos, igual que en técnicas de lucha y combate, de acecho y vigilancia, y físicamente acondicionados. O como en la película Rocky, algún chamaco o atleta segundón desorientado, enredado con truhanes.

Vidocq, que por fortuna se rehabilitó, estuvo en el ejército francés. El notorio asaltante Jesse James de los E.U. fue ex soldado del derrotado ejército confederado durante su Guerra Civil. En México, por tres cuartos del siglo XIX, con tantas guerras y rebeliones quedaban montones de soldados sin oficio ni beneficio rebajados al bandidaje, por lo que Porfirio Díaz creó a los hoy anacrónicos, rudos y rurales. Este Semanario ha publicado que varios cárteles también han surgido con muchos desertores de las fuerzas armadas.

Como una visión simple de la cadena que lleva la seguridad interna y el vacío que México arrastra, citaré dos programas de televisión: Law & Order (La ley y el orden) y Blue Bloods (Código de familia), en que se muestra -en otro país que está avanzado- lo siguiente:

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1.- Los policías que patrullan serían los primeros en llegar a los escenarios de atracos o crímenes, que aíslan sin alterar las pruebas;

2.- Luego arriban los detectives policiales a buscar metódicamente indicios e interrogar a los testigos;

3.- A su vez, llegan técnicos forenses a obtener fotos de la escena o tomas donde haya cámaras de seguridad, huellas dactilares, pisadas, mediciones, ángulos y trayectorias de armas o heridas, etc.

4.- Los detectives continúan yendo a visitar a los familiares o conocidos;

5.- En su caso, indagan indicios o expedientes de pandilleros;

6.- Posteriormente trabajan con los expertos laboratoristas forenses para obtener más información científica;

7.- Turnan los asuntos a los fiscales ministeriales.

8.- De ahí, una vez que tienen a los sospechosos o indiciados, buscan obtener las órdenes de juez para acecho o cateo;

9.- Lo anterior hasta detenerlos;

10.- Entonces, les inician los procesos judiciales para establecer sus responsabilidades, complicidades o culpabilidades;

11.- Se llevan los juicios;

12.- Se consiguen las sentencias (o liberaciones, dependiendo del caso).

Acá en México sobra decir lo evidente al Sr. López, pues eliminó el presupuesto para entrenar policías detectives; los pasos 2, 4, 5, 8 y 9 son un hueco gigante, que hunde o desecha casos, soltando hampones por expedientes mal integrados. Su obsesión por su Guardia Militar, que anda dando vueltas a lo güey (dispensen, lo dijo un analista de seguridad en el programa televisivo de Leo Zuckermann), así como los indicios de que ya está infiltrada, sin rendir cuentas a las autoridades civiles por sus fueros, no es solución moderna, sino una amenaza en el caso extremo de que algún político desquiciado la abuse para golpe de Estado. Por eso requerimos modernizarnos a policías civiles, detectives ministeriales tecnológicos que no dejen que los infiltren (tipo Sûreté, Scotland Yard o FBI). Gracias.

 

Atentamente,

José Luis Haupt Gómez.

Tijuana, B.C.

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