“El afán de seguridad debe limitar al de la libertad y todos deben de unirse
para conservar lo que cada uno desea adquirir”.
-Alexander Pope.
El presente que vive en México en materia de inseguridad es verdaderamente trágico y lamentable. Desde hace algunos años la supuesta “estrategia de seguridad” contra la delincuencia no ha funcionado; no hay coordinación entre los cuerpos de seguridad de los distintos niveles y el y el otrora prestigiado valeroso y respetado Ejército Mexicano, quedó en el olvido, orillado a un lamentable papel.
Hemos sido testigos de cómo en diversos municipios del país, los pobladores de los mismos “corren”, exigen la salida hasta lograrla de los elementos del Ejército, que al salir de los poblados en sus unidades son agredidos no solamente de palabra, sino violentamente, siendo objeto de pedradas y lanzamientos de distintos objetos a fin de lesionarlos o dañar los vehículos asignados al instituto armado. En otros casos, hemos atestiguado cómo los miembros del Ejército son groseramente desarmados por los pobladores de los municipios, e inclusive secuestrados; esto es, privados de su libertad y retenidos hasta que su superior jerárquico llegue a firmar un convenio, a fin de aceptar la salida de las fuerzas armadas de la jurisdicción de algunos municipios en el Estado de Michoacán, como ha sucedido apenas la semana pasada.
¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo podrá combatirse la delincuencia? ¿Cuándo conoceremos la evaluación oficial de esta estrategia fallida e inoperante? Lo que es cierto que la acción gubernamental ha sido ampliamente superada por las maniobras de los grupos delincuenciales y toda la ciudadanía está consciente de que el crimen organizado está superando ampliamente las acciones del Estado de Derecho. Hay un presente sin futuro, sin resolución, un presente que parece perpetuo, que es indeseable e ineficaz, pero nos preguntamos si ese es el destino de nuestro país. Ciertamente el futuro tiene un horizonte totalmente gris y de incompetencia, de falta de ideas, de estrategias fallidas y nos cuestionamos si ese es el futuro de México y si nuestro país no merece condiciones aceptables de seguridad y de mejor calidad de vida, porque ahora solo tienen esta condición los grupos del crimen organizado.
Pareciera ser que a la autoridad federal solo le preocupa reducir al máximo posible la violencia durante la gestión de su administración, sin importarle que la sociedad en su conjunto exija tener resultados más óptimos en el presente, mediano y largo plazo. Desde luego que no hay fórmulas mágicas, por supuesto que los mexicanos ya no creemos en milagros; esos se dan en ciertos tipos de iglesias cuyos líderes en cada ocasión se ven más diezmados no solo en su liderazgo, sino igualmente en sus doctrinas.
Hemos sido testigos igualmente de la ferocidad e inhumanidad que existe en las diversas ejecuciones en su país. Cada día más salvaje, más sangriento y sin ninguna esperanza de que el panorama de seguridad cambie, durante mucho tiempo en el ámbito de la seguridad, la atención, los esfuerzos y los recursos oficiales estuvieron concentrados en la defensa del Estado y la seguridad nacional; sin embargo, percibimos claramente que la protección de los ciudadanos, la seguridad ciudadana, se ha convertido en un reto mucho mayor que la defensa del Estado. Lo que vemos claramente es que lo que está en riesgo de colapsar es la seguridad ciudadana.
Benigno Licea González es doctor en Derecho Constitucional y Derecho Penal. Fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa”.
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