Al finalizar el evento protocolario de inauguración de las nuevas instalaciones de la Guardia Nacional en la Zona Este de Tijuana, familiares de personas desaparecidas en el estado intentaron exponerle sus demandas al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero este los ignoró.
Desde su arribo al recinto de la Guardia Nacional, evadió a los manifestantes, ingresando por otro acceso. A su salida los manifestantes se acercaron al vehículo presidencial, una camioneta Suburban, último modelo color blanca, para expresarle sus demandas. Sin embargo la camioneta nunca se detuvo.
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El personal del gobierno federal, bautizado como “Servidores de la Nación”, realizaron un cerco humano, inútil, para evitar que el cúmulo de gente se aproximara al vehículo donde viajaba López Obrador. La valla humana fue vulnerada por familiares de personas desaparecidas en Tijuana, Tecate y Rosarito, quienes pedían que el presidente los apoyara para la localización de sus parientes no localizados.
La señora Iris Ayala, madre de un joven desaparecido el 31 de enero en Rosarito en manos de la Policía Municipal de Playas de Rosarito, se colocó frente a la Suburban en la que viajaba el presidente de copiloto. Les pidió que detuvieran el auto para que el presidente pudiera atender y escuchar su caso, la respuesta fue embestirla con la camioneta.
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El presidente con sonrisa burlona, seguía avanzando pese a que cientos de personas se colocaban frente a la camioneta que lo transportaba y le rogaban los atendiera porque las autoridades estatales no los han querido ayudar para encontrar a sus familiares extraviados.
Entre empujones, pies atropellados por la camioneta presidencial y llanto de madres con hijos sin paradero, el vehículo presidencial continuó su paso hasta que salió del lugar con rumbo al aeropuerto internacional de Tijuana.
