La poesía de Elsa Cross fue la protagonista de la tarde del viernes 26 de mayo durante la XXXV Feria del Libro de Tijuana.
La reconocida poeta presentó su poemario más reciente “Insomnio” (Era, 2016) y fue dispuesta a leer algunos de sus poemas ante medio centenar de personas que se congregaron en la Sala Federico Campbell del Centro Cultural Tijuana (CECUT).
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“El impulso poético es el mismo, siempre, independientemente de los temas que trate el poeta”. Foto: Agustín Reyes
Distinguida con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2016 en la categoría de Lingüística y Literatura, Elsa Cross estuvo acompañada del poeta mexicalense Jorge Ortega quien leyó un breve ensayo sobre la obra de la poeta que visitaba la frontera en el acontecimiento literario:
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“Elsa Cross (México, 1946) ha construido su obra poética bajo el imperio de la luz. Es, podríamos afirmar sin titubeos, una poeta solar. La claridad de la atmósfera o del espacio poetizado le ha servido para redescubrir los prodigios del orbe y, en consecuencia, encomiarlos. La suya ha venido siendo por lo tanto una poesía celebratoria que, lejos de juzgar la rareza de las variadas configuraciones de la cultura humana y el paisaje animado, se limita a nombrar la sinergia de lo decible y lo incorpóreo, hallando en dicho registro -la nominación en sí- la más pura forma de ovación, pero no a la manera de Pellicer, volcado al continuo ensalzamiento de la naturaleza, sino con los matices que exige la alternancia exponencial de la percepción y la abstracción, a la usanza quizá de Yves Bonnefoy, Odiseas Elytis u Octavio Paz”.
Sobre “Insomnio”, el poeta Jorge Ortega leyó:
“… el ocio del insomne también desemboca en una pared donde ‘proyecta sus demonios’, que son los de un presente anegado en sangre, la hecatombe de difuntos y desaparecidos en el México infrahumano de la última década. Elsa Cross da fe de la inhóspita realidad de su país, el nuestro, secuestrado sin indicios de rescate por el crimen y la impunidad, la barbarie y la corrupción, tanto enumerando los distintos tipos de víctimas en una lacerante letanía como glosando las instantáneas de la maldad con una precisión estremecedora: ‘Señora de la muerte / el olor de esos cuerpos quemándose / los aullidos’.
“Ayotzinapa y, más adelante, el clamoroso cementerio de los feminicidios: ‘y dejan solo los cráneos y las pelvis / reluciendo en el lodo’. Paisaje y realidad concurren alrededor de un homicidio, honrando los ciclos de la vida: ‘Las hojas secas de la higuera / se enroscan en la tierra / como embriones / o como cuerpos muertos / con su curva dorsal amarillenta’”.
Elsa Cross. Foto: Agustín Reyes
En todo caso, Jorge Ortega sentenció: “Acompañado de Gorostiza, López Velarde, William Blake, Shakespeare Jorge Cuesta, Vicente Huidobro y otros ‘exploradores del abismo’ -expresión de Vila-Matas’-, ‘Insomnio’ representa junto a ‘Moira’ (1992), ‘Los sueños. Elegías (1999) y ‘Nadir’ (2010) un contrapeso del característico fulgor de la poesía de Elsa Cross. ‘Insomnio’ contribuye, pues a redondear la armonía de antagonismos y complementariedades que en esencia coinciden en todo individuo”.
Tras la participación de Jorge Ortega, Elsa Cross leyó algunos poemas y en seguida refirió a propósito de la letanía (canto 9) y otras referencias poéticas a la perenne violencia en México:
“Este canto (9) es justamente una letanía, en otros de los cantos es una cadencia muy distinta; en este libro se dio jugar mucho con consonancias y asonancias, es como la reiteración de sonidos, porque eso también está creando una cadencia en sí, un ritmo que subraya determinados elementos; y sí varía bastante de un poema a otro, aunque en general sí hay un tono que predomina”.
“El impulso poético es el mismo, siempre, independientemente de los temas que trate el poeta; lo que el poeta no debe abandonar hable de lo que hable es la poesía; en el momento en que la poesía queda de lado lo que uno quiere decir se puede convertir en un panfleto; entonces, la poesía es lo único que puede sostener cualquier cosa, no hay temas vedados a la poesía, lo que está vedado es abandonarla”, lapidó Elsa Cross.
