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jueves, febrero 15, 2024
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San José Sanchez del Río

* Mártir adolescente de Sahuayo, Michoacán

* Carta a su mamá antes del martirio


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Batallar, luchar y discutir alrededor de los grandes pensamientos,
es lo mismo que batallar, luchar y discutir en torno de los
grandes destinos del género humano.
Anacleto González Flores, mártir mexicano, 1916.
Su padrino de primera comunión permitió que al adolescente le cortaran las plantas de los pies y sangrando caminara por las empedradas calles de Sahuayo. Al negarse a renunciar a su Fe en Cristo y la Virgen de Guadalupe, le dieron el tiro de “gracia”.

Diría Max Scheller, filósofo alemán. “El que persigue, sigue”. Rafael Picazo era diputado por la región de Sahuayo, el presidente Obregón le veía futuro como “revolucionario” toda vez que Sahuayo era un pueblo porfirista, se llamaba Sahuayo de Porfirio Díaz.


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Las ambiciones del diputado Picazo le convirtieron en perseguidor “ambiguo” de la Iglesia Católica. Pasó lo mismo que en Baja California Norte, cuando era Distrito y su gobernador Abelardo Rodríguez. Su hermana era fundadora y superiora de las actuales Franciscanas de Nuestra Señora de la Paz, congregación religiosa tijuanense de origen.
Rafael Picazo, “la jugaba de anticlerical”, aunque tenía dos hermanas, una superiora de las Adoratrices en Uruapan: Teresa y Consuelo, a quienes ofrecía jugosas aportaciones económicas y servicios.

Cuando el Diputado Picazo secuestró y ultrajó, antes de martirizarlo, a su ahijado José Sánchez del Río, había exigido por su vida 5 mil pesos en oro. Dinero que el papá del niño consiguió con sacrificios y entregó a Picazo y se quedó con él, pero no les comunicó que ya lo había asesinado.

Como Abelardo Rodríguez en San Diego, California, Rafael Picazo murió “arrepentido” de sus fechorías criminales, solo que al Diputado de Sahuayo le mató a balazos Manuel Cuesta Gallardo, dueño de la Hacienda de La Palmita, cuando viajaba en un tren, de la ciudad de
México a Sahuayo en 1931. Herido de muerte suplicaba a un testigo, Enrique Prado: “Enrique, ¡consígueme un sacerdote, quiero un sacerdote!”, y murió en brazos de Prado. En el tren donde lo ejecutaron, providencialmente venía disfrazado de “paisano” el sacerdote
Ramón Martínez Silva, y entonces Rafael se confesó y recibió el sacramento de la Santa Unción, y ahí murió.

Al adolescente (14 años de edad) Niño Mártir de Sahuayo, José Sánchez del Río, pese a su niñez casi adolescencia, nunca pudieron arrancarle su religión católica-guadalupana. Le quisieron seducir “blandamente” o doblegarlo con rudeza. El pequeño había sido testigo de la bondad de los sacerdotes de Sahuayo, en especial en el templo de Santiago Apóstol, donde reposan los restos del San José Sánchez del Río.

En su Santuario de Cristo Rey, en lo más alto de Sahuayo, una estatua del mártir luce con dos gallos a su lado. La razón es que, en 1928, el templo de Santiago había sido –como muchos– convertido en una caballeriza, y su padrino Picazo había hecho un corral en el
altar mayor donde tenía amarrados sus gallos “finos” de pelea, lo que enloqueció de celo cristiano al pequeño José Sánchez y les torció el pescuezo a todos los gallos matándolos. Uno de los corajes de su padrino de comunión que lo enfurecieron.

José Sánchez del Río, era muy valiente, ni el arrancarle las plantas de sus pies y sangrando entre el empedrado caminar al martirio lo hicieron renunciar a su Fe Católica. Entre tantos detalles inolvidables del Niño Mártir de Sahuayo, está la carta a su Mamá, escrita antes de morir: “Cotija, lunes 6 de febrero de 1928. Mi querida mamá: Fui hecho prisionero en combate este día. Creo en los momentos actuales voy a morir, pero nada importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios, yo muero muy contento, porque muero en la raya al
lado de Nuestro Señor.

“No te apures por mi muerte, que es lo que me mortifica; antes, diles a mis otros hermanos que sigan el ejemplo del más chico y tú haz la voluntad de Dios. Ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre.

“Salúdame a todos por la última vez y tú recibe por último el corazón de tu hijo que tanto te quiere y verte antes de morir deseaba”.

José Sánchez del Río, Santo Mártir adolescente mexicano. Beatificado por Juan Pablo II el
20 de noviembre del año 2005. Canonizado por el Papa Francisco en octubre de 2016.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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