Si algo sabe hacer bien Sebastián Guillen Vicente, alias subcomandante Marcos, o alias subcomandante Galeano, es comunicar y escribir, cualidades que le permitieron salir impune moralmente del hecho de haber atacado al ejército mexicano con un ejército de ingenuos “armados” con rifles de palo, y no solo eso, también le permitió reconvertir su trasnochado Marxismo, en un estrambótico marxismo-indigenismo atractivo para amplios sectores de objetores del sistema político mexicano. Si bien su iniciativa parece agotada después de haber confinado a su “ejercito” de pobres a una especie de paupérrima reserva indígena, sus talentos parecen intactos.
Hoy, Galeano ha decidido lanzar una candidatura presidencial, no la suya, ya que despertaría sospechas respecto de una hipotética pulsión de poder del guerrillero posmoderno, sino la de una mujer indígena que señale con dedo de fuego a la burguesía corrupta y blanca que nos gobierna. Las huestes pejistas de inmediato pegaron el grito en el cielo acusando al ex maestro de filosofía de calcetinudo traidor por dividir a la izquierda, como si Andrés Manuel fuera políticamente zurdo y como si él mismo no hubiese dividido a los partidos de progresistas. Sin embargo, el famoso sub, parece tener claras sus prioridades comunicativas y prefirió enderezar sus cañones de tinta hacia la precandidata panista Margarita Zavala, lo hace genialmente, llamándola La calderona. El apodo lleva mucha jiribilla, pues implica desenmascararla como un simple instrumento de su mezquino marido.
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Felipe Calderón quiere regresar al poder aprovechando las oportunidades que brinda nuestra fallida democracia. Huele, percibe, que al priismo no le alcanzara el tiempo para recomponer su esperpéntica imagen; que le tiene pavor a la idea de que AMLO les arrebate el poder para no poder regresar jama a él desde la cárcel; que el miedo los obligará, como lo obligo a él, a apoyar a su falso rival para evitar el arribo de su némesis. Sabe que el PRIAN no es un invento de AMLO, sino una realidad que enfrentó en el 2006 cuando poderosos priistas se cargaron con Calderón, antes que apoyar a un candidato que no los unía; sabe que él, cuando a la muerte de Mouriño se quedó sin fichas y Ernesto Cordero, repuesto de emergencia, resultó tan aburrido que dormía hasta los búhos, prefirió regresarle el poder al PRI antes que empoderar a Fox apoyando a Josefina. En esa tenebrosa labor le ayudo la Mota, quien después de bochornosos desmayos, decidió allanarse a cambio de la promesa, a la postre cumplida, de dinero a raudales. No estoy seguro de que los priistas sean tan cobardes como lo fue él, sobre todo ahora que tiene presidente, o más bien presidencia de la República, dependerá en todo caso de que las amenazas veladas de Manlio Fabio se materialicen, y se sume al Peje que hoy anda repartiendo indulgencias.
Lo peor para Calderón es que en el PAN ahora tienen un problema mayor para que su insulsa mujer se haga de la candidatura, ya que un verdadero hijo desobediente lo enfrenta desde la presidencia blanquiazul, lo hace con inteligencia y valentía política, blandiendo como estandarte de sus posibilidades el mérito propio, versus, la intención antidemocrática de empoderar a un personajito sin mérito ni talento; planteando la disyuntiva al panismo nacional, de premiar al mérito, propio de las repúblicas democráticas, o a el privilegio heredado, natural de las rancias monarquías. Por lo pronto ya tiene apodo a su medida la calderona. Veremos.
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Jesús Alejandro Ruiz Uribe fue dirigente del PRD en Baja California, ex diputado local por el mismo partido y actualmente es Rector del Centro Universitario de Tijuana en Sonora. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com
