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jueves, febrero 15, 2024
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Banderillas negras

Las banderillas negras que al parecer habían desaparecido e incluso muchos ni las conocen ni saben para qué sirven, pues datan del Siglo XVII, son un castigo para los toros mansos. Esos palos fueron utilizados el domingo 13 de enero durante la decimotercera corrida de la temporada grande 2012-2013 en la Plaza México, sobre un toro de Jorge María, propiedad de los millonarios hijos de Rafael Herrerías y Miguel Alemán Velazco. El de nombre “Dorado” fue severamente protestado y un obsequio de Arturo Macías. Los ejemplares de regalo no pueden ser devueltos y, al no ir al caballo, de acuerdo al reglamento taurino vigente en el Distrito Federal, deben colocársele los aretes fúnebres. A los bureles inutilizados se les regresa, a los mansos no. Por lo tanto resultó una afrenta a la divisa violeta y rojo, de Jorge María.    La suerte de banderillas, o también llamada segundo tercio, resulta muy lucida, pero no es fácil ejecutarla con perfección, y en la mayoría de los casos se hace al cuarteo, a la media vuelta, a topa carnero, al sesgo y al recorte.          El citado astado provocó tremenda “cojiniza”, algo que llama poderosamente la atención porque también, por reglamento, está estrictamente prohibido arrojar objetos al ruedo en plena faena. A pesar de eso, Arturo Macías se impuso a la adversidad y logró cortar una oreja a “Dorado”. El Artículo 28 del reglamento taurino de la ciudad de Tijuana, remarca que las banderillas son de madera, adornadas con papel o tela, el largo del palo es de 68 centímetros y en su extremo más grueso se fija el arpón de hierro, el cual mide catorce centímetros, de los cuales ocho entran en el palo y seis quedan fuera. En las plazas de primera, el zarzo contiene cinco pares por cada animal cuya lidia sea anunciada. Además de las banderillas ordinarias, deberá haber doce pares de banderillas negras con una longitud de 78 centímetros, el arpón deberá tener el doble del ordinario.    Durante el festejo hubo matices sumamente interesantes, empezando por el triunfo del caballista Leonardo Hernández, que salió a hombros con dos orejas, tras regalar un ejemplar de Marrón. Una oreja para Arturo Macías a un obsequio de Jorge María y una más a Joselito Adame, en su lote normal de Lebrija. Cabe mencionar que  los dos toros de Fernando de la Mora fueron sobradamente buenos, incluso el primero mereció arrastre lento. De los de Lebrija sobresalieron el cuarto, regulares los dos primeros, y un complicado tercero.                 Leonardo Hernández cayó de pie ante la afición capitalina, estuvo templando a la grupa, clavó cuarteando un primer rejón de castigo, se dedicó a torear de costado, rematando con pasadas por dentro. En todo momento enceló al ejemplar, siguieron banderillas al cambio, realizando la balotada y repitiendo la dosis. Siguieron tres violines, la rosa e intentó el teléfono.      A su segundo lo recibió en la puerta de toriles, exponiendo a la cabalgadura y luciéndose en giros, en un momento se vio en apuros cuando su caballo tropezó, afortunadamente sin consecuencias. Leonardo se repuso y, en consecuencia, dio hasta cuatro giros.  Prosiguieron violines, la rosa y el teléfono. Este domingo 18 de enero, en el embudo de Insurgentes, se anuncia un mano a mano entre el fenomenal Julián López “El Juli” y David Silveti, con ganado de Fernando de la Mora. arruzina@gmail.com  


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