Enrique “N” fue vinculado a proceso por la violación de una menor ocurrida hace siete meses; era su hijastra. Producto de la agresión, la víctima, de entonces 10 años de edad, resultó embarazada.
La determinación fue tomada por la juez de control Patricia Hernández Haro luego de una audiencia realizada en los juzgados penales de La Mesa la tarde de hoy miércoles 1 de febrero.
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La agente del Ministerio Público, Diana Loza Quiñonez, presentó ante el Poder Judicial los avances de la investigación realizada, y narró que en junio de 2016 el imputado violó a la menor en el domicilio en el que cohabitaban desde cinco años atrás cuando Enrique comenzó una relación con la madre.
Dentro del reporte otorgado por la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) se estableció que la niña no dijo nada a su mamá debido a amenazas de su violador; sin embargo cuando su madre se percató de los cambios físicos derivados de la gestación, presentó una denuncia el 17 de enero, tras lo cual se comprobó el embarazo y se hicieron los estudios correspondientes para confirmar la agresión sexual.
La defensa de Enrique “N”, encabezada por los abogados de oficio Gerardo Espíndola y Roberto Salazar no tuvieron “nada que manifestar” ante el relato del Ministerio Público; apenas un ligero desacuerdo con las determinaciones del perito en materia psicológica.
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Por tratarse de una niña que el día de hoy tiene apenas 11 años, su madre fungió como representante legal.
Loza Quiñonez solicitó a la juez un plazo de cuatro meses para concluir la investigación, que incluye la realización de un perfil genético del bebé una vez que nazca, así como completar el dictamen psicológico; el plazo fue aprobado.
El auto de vinculación por violación equiparada se dictó porque “se pone de manifiesto la existencia de un hecho delictivo”, por lo que los indicios son suficientes en “actos atroces como éste”, dijo Hernández Haro momentos antes de emitir su resolución.
Mientras se completa la investigación y se llega a una posible sentencia, Enrique “N” permanecerá interno en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Tijuana.
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