La ignorancia popular es un albur, predispone al fanatismo. Si n, pregúntele usted a los norteamericanos actuales o a los mismos europeos, más entusiastas del futbol que de la cultura.
Hay que aclarar y explicar que se trata de la “política partidista”. Porque propiamente hay una teología política que recorre el Antiguo y Nuevo Testamento, y El Corán. Lo fundamental es Amar a Dios y al Prójimo como a uno mismo.
Hará unos 60 años, cuando el obispo neoyorquino Fulton J. Sheen expresaba que el mundo estaba muy inquieto; hoy estamos al borde del fin del mundo. Pero no nos hagamos ilusiones de falso profetismo, porque la expresión no se refiere a que el Cosmos o la creación serán exterminadas.
En México en la obra de Octavio Paz, el Nobel de Literatura 1990, considera el renacimiento de los monoteísmos en el mundo: Islam, Judaísmo y Cristianismo. Expresa que “es algo que siempre hemos reconocido los poetas, pero que se han negado a reconocer los sociólogos”.
Los imperialismos se confrontan visiblemente con el Reino de Dios, cuando en la oscuridad brilla la personalidad de personas como la Madre Teresa o Karol Wojtyla; si al interior y exterior de la Iglesia actual, hombres de Dios como el Papa Francisco, son como sal de la tierra, luz del mundo.
En los archivos de la Catedral de Tijuana, B.C., providencialmente encontramos una carta firmada por el entonces obispo Juan Jesús Posadas Ocampo, enviando condolencias de la comunidad bajacaliforniana a los fieles salvadoreños, con motivo del asesinato del Arzobispo Oscar Arnulfo Romero, fechada en 1980.