A 20 años de que fue capturado en Puebla y con una sentencia de 25 años de prisión a cuestas en los Estados Unidos, de la que todavía le falta compurgar 11 años, el narcotraficante Benjamín Arellano Félix, caracterizado por su crueldad y sangre fría para ordenar la muerte de policías y enemigos, ahora pide piedad a la justicia norteamericana, porque ya no puede resistir el encarcelamiento debido a su senilidad y una presunta enfermedad grave.
El crimen ocurrido el 20 de abril de 1988 continua impune, pues el autor intelectual nunca ha sido molestado. Jorge Hank Rhon, empresario y político, sospechoso del homicidio, siempre fue cobijado por ex gobernadores que decidieron no investigarlo
Nunca lo olvidaré. Trajeado y de corbata. Bigote bien recortado. Labios gruesos. Nariz achatada. Moreno. Lentes café obscuro con arillo plateado, tipo mosca. Peinado como yupie. No más de 35 años. Sentado en la parte trasera del auto verde obscuro y nuevo.
El 26 de noviembre de 1997, a balazos, despojaron de la tranquilidad y la salud al codirector fundador de ZETA, Jesús Blancornelas. A su escolta, Luis Valero, le arrebataron la vida. Fueron asesinos al servicio de los hermanos Benjamín, Ramón y Javier Arellano Félix, cabezas del cártel que se identifica con sus apellidos. Como evidencia, uno de los jefes de sicarios del CAF murió en la escena.